El mariachi sonó fuerte, de pronto una guitarra eléctrica hizo el contraste musical. En ese momento Alejandro Fernández preguntó: “¿Por qué tan solita?” Y arrancó el show cerca de las 10 de la noche, y arrancaron los gritos de las mujeres en el Pepsi Center.

Marcelo Ebrard no llegó a cortar el listón del nuevo sitio de espectáculos del DF, pero ni falta hizo. Al World Trade Center, que alberga el auditorio para 7,500 personas, llegaron tres de los candidatos que aspiran a sucederlo y ellos lo inauguraron.

Miguel Ángel Mancera, del PRD, llegó primero y acaparó atención, micrófonos, cámaras y grabadoras. A tal grado que Isabel Miranda de Wallace, del PAN, tuvo que permanecer cerca de la puerta. Como la euforia por Mancera no acababa, esperó más tiempo para hacer una entrada más llamativa, y ahora sí casi todos los reporteros la abordaron. La que de plano no llamó la atención fue Rosario Guerra, del PANAL.

Pero más que permanecer en la inauguración con ellos, todo mundo ya ansiaba pasar al auditorio, donde El Potrillo brilló con su show y su demostración vocal.

Con canas, sin canas, de charro o de cuero, presentando el mismo show desde hace dos años, no importaba, el público de Alejandro Fernández se brinda. Por supuesto más las mujeres, muchas de ellas con vestidos estrechos y cortos y hasta en shorts, sobre todo las que están en las primeras filas y buscan tocarlo. Algunas lo logran y también se llevan una gran sonrisa de él.

Alejandro les canta a todas esas fans incondicionales, pero de pronto les dice a los caballeros que les dedicaría la siguiente canción para que sepan cómo tratarlas, y es “Mátalas”, con la que la euforia sube cuando todo mundo entona el coro.

Entonces él se pone nostálgico y canta “Ella”, de José Alfredo Jiménez, y es la primera canción que todos cantan completa, así como con “El rey” y “Serenata huasteca”. El turno de los compositores famosos incluye a Joan Sebastian, de quien interpreta la que dice que es una canción que le critican mucho pero que a él le encanta, “Unas nalgadas”.

Aun así, en su repertorio de autores, el que gana con su público en el aplausómetro y en los coros es Juan Gabriel, de quien interpreta “Ya lo sé que tú te vas”, “La diferencia” y “Te sigo amando”, con la que cierra fuerte la sección de música tradicional.

Su banda pop y ranchera sigue tocando perfectamente fusionada, son 11 mariachis, dos tecladistas, dos guitarristas, un percusionista, un baterista, un flautista, un saxofonista, un trompetista y un trombonista.

Sus tres coristas, dos hombres y una chica, completan el cuadro musical, que lo enmarca al salir de nuevo a escena transformado en un cantante pop. Usa chamarra y pantalón de piel y playera negra. Así suena el famoso coro “Na, na, na, na” de “Se me va la voz”, seguida de “No se me hace fácil olvidar”.

Y llega la rola pop más coreada de la noche, “Qué voy a hacer con mi amor”, una de pura tristeza, como “Qué lástima”. Pero Alex no se queda con la pena, de inmediato anima a todos a levantarse, nadie se hace del rogar y bailan “Te lo dije cantando” con la que arma la fiesta, que sigue con “Me dediqué a perderte”, “Te amo” y su primer súper éxito, el primer sencillo de su carrera, “Como quien pierde una estrella”, en la que el mariachi ahora se integra a la banda pop.

Alex hace pases de toreo. Sus fans enloquecen y así deja el escenario. Sin embargo ellas, ellos, todos, quieren que vuelva. Entonces el cantante sale de nuevo a escena. Las cinco pantallas del Pepsi Center enfocan su rostro, en el que destacan sus cejas espesas. Sonríe y entona “Si tú supieras” y “Yo no sé olvidar”.

El Potrillo está feliz con su gente. Lleva casi dos horas en el escenario y aún tiene cuerda para más: “No lo beses más”, “Sin tantita pena” y el cierre definitivo con “Sueño contigo”.

“Gracias”, dice Alex Fernández. Su público, feliz, le dice de nada con gritos y aplausos.