En Chilango somos fans de la música, de las bandas y de los artistas que nos hacen cantar, gritar y bailar. Nuestra ciudad se ha convertido en parada obligada de las mejores bandas del mundo. Los músicos de otros países vienen a México por considerarlo uno de los mejores mercados, pero no todo es eso. La industria musical no se compone solamente por músicos.

“Detrás de la Música” es una serie de entrevistas que podrás leer cada semana con personajes importantes en esto que llamamos “industria”. En las siguientes semanas verás platicas con personajes como revendedores, fans, staff y demás personas que de una u otra manera forman parte de la maquinaria musical.

El día de hoy, te presentamos la entrevista con Fernando Aceves, probablemente el fotógrafo más importante de conciertos en el país, al menos, el primero. Con 25 años de carrera, ha fotografiado prácticamente a todas las bandas que han pisado suelo mexicano, además de haber convivido con David Bowie, The Rolling Stones, Ozzy Osbourne y varios más durante su estancia en el DF, obvio, fotografiándolos. A continuación la gran platica con él.

¿Cuántos años tienes de fotógrafo?

De ser fotógrafo musical profesional voy a cumplir 25 años en el 2016. Todo empezó en marzo del 91, cuando yo tenía 25 años, en uno de los primeros conciertos de OCESA, es decir, Billy Joel. Digamos que me metí al carril de alta, porque a partir de ese momento ya no me bajé del tren, empezaron a llegar bandas muy importantes que ni siquiera se soñaría que vinieran a México, como Paul McCartney, U2 y gracias a eso seguí en esto hasta ahora.

¿Cómo le hacías antes de ser profesional?

Antes se podía, no había restricciones. Comprabas tu boleto para un concierto, llevabas tu cámara, llegabas hasta el pie del escenario y nadie te decía nada. Yo lo hacía como un ejercicio, me gustaba pero no pretendía nada. Realmente a nadie le interesaba, no existía el oficio de fotógrafo de escenarios.

¿En qué lugares del DF te metías?

Andaba en el viejo Auditorio Nacional antes de que fuera remodelado, en algunos teatros, en la Ollin Yoliztli, el LUCC, que era un lugar donde había una escena underground muy fuerte. Nunca fui a parar por Rockotitlán y no tengo idea si alguien lo hizo, yo creo que no porque es muy difícil encontrar material de esa época.

Sé que te gustaba ir a El Chopo ¿a qué ibas?

En la prepa tenía varios amigos y nos gustaba ir todos los sábados a intercambiar discos, no había movimiento de dinero, tú llevabas tus discos y conocías a otros personajes que llevaban los suyos y se establecía el truque. Fue un lugar donde pude conocer muchas bandas que en ese entonces no sonaban en la radio más que en los espacios muy alternativos, como todo el rock progresivo (King Crimson, Genesis), que básicamente con esas bandas fueron con las que crecí cuando tenía 14 o 15 años.

¿Por qué te gusta el rock progresivo?

Me hacía imaginar mucho, me hacía tener visiones, desde las portadas. Incluso muchas veces iba a las tiendas de discos sólo a ver portadas, ni siquiera sabía de lo que trataba el disco, y era complicado porque si querías escuchar la música tenías que comprar el disco. La mayoría eran importados y tenían un sobreprecio muy alto, eso hacía que el acceso a la música fuera limitado.

¿Cómo fue que llegaste a documentar las visitas de músicos del tamaño de David Bowie o The Rolling Stones a nuestra ciudad?

Fue parte de la inercia, hay que decir que en ese momento yo era la única persona que estaba documentando música, entonces te conviertes en una referencia en el momento en el que una banda viene. Cuando alguien pedía algo estaba yo ahí. Fue una cuestión de tiempo y espacio, de haber estado ahí. Eso me fue abriendo camino para seguir haciendo más cosas, digamos que una fotografía siempre te lleva a otra fotografía.

¿Cuáles fueron los primeros músicos que retrataste en la ciudad?

Yo he estado más enfocado en la fotografía de escenarios, pero hubo ocasiones en las que el músico estaba en algún lugar y me llamaban para estar ahí con él, el caso de Bowie, The Rolling Stones, Scorpions. Eso hablando de los músicos internacionales. Hace tiempo realicé un libro sobre el rock mexicano donde el escenario era la Ciudad de México.

‘Ilusiones y Destellos’ ¿cierto?

Así es, qué mejor escenografía para un músico de este país que la propia Ciudad de México. Los músicos extranjeros al haber estado aquí definitivamente sientan un precedente, se vuelve un documento para decir que David Bowie estuvo en varios puntos del DF en algún momento. Para mí, si debo de fotografiar a algún músico local en una locación, definitivamente será en la Ciudad de México. Yo soy chilango entonces he crecido en esas calles, junto a esos edificios, y se vuelven parte de una iconografía. Cuando tienes la oportunidad de incluir a un músico a esos entornos que has visto siempre, es maravilloso, porque congelas el tiempo, integras a tus pensamientos algo tangible como un músico.

¿Cuáles son los retratos que más disfrutaste o los más emblemáticos?

He hablado muchas veces sobre el encuentro que tuve durante tres días con David Bowie aquí en el DF, y no me canso de hablar porque siempre le encuentro nuevas historias, recuerdo cosas que había pasado de largo. Por ejemplo, el mirar la propia Ciudad de México a través de los ojos de un artista universal te hace darte cuenta de la obra que existe en el DF, te das cuenta que hay paredes que fueron pintadas por Rivera, por Siqueiros, por O’Gorman. Es increíble cómo un artista de ese tamaño me hizo percatarme de este tipo de lugares, porque uno como chilango en el entorno citadino las pasas de largo.

¿Cuáles son los lugares que más disfrutas de la ciudad como locación?

Es muy interesante llevar a un músico a su propio barrio, a los lugares donde nació, creció, donde se desarrolló, donde crea y ponerlo encima de esa escenografía. También es interesante llevarlos a lugares emblemáticos o monumentos o simples mercados, integrarlos a esa cotidianeidad. Ir a un mercado y estar donde a él le gusta tomar un jugo. Es bastante interesante integrarte a través de la cámara al entorno de un artista.

¿Cómo cuales recuerdas especialmente?

Pato de la Maldita Vecindad frente a su cocodrilo, en un lugar de la Colonia Roma, con su traje de pachuco y ver cómo una imagen puede hacerte retroceder el tiempo, y estar en el mismo lugar en donde todo eso pudo haber sucedido. Alex Lora en el edificio Chihuahua donde fue el 2 de octubre. Digamos que es un trabajo muy interesante el cual ya tiene bastantes años que se hizo pero me sigue resultando una inspiración.

¿Cuáles fueron los lugares más difíciles?

No hubo lugares difíciles, era una cuestión de mimetizar al músico, de hacerlo parte de un paisaje y ese es el reto. Me inspiré mucho por el tema de David Bowie, haber trabajado con él que es capaz de mimetizarse me creó muchas ideas para este proyecto.

¿A quién te gustaría fotografiar aquí en el DF?

Björk me hubiera resultado muy atractiva. Finalmente cualquier personaje que represente una influencia grande para la cultura universal sería muy apasionante integrarlo a la Ciudad de México, y son cosas que no se dan todos los días.

¿Cuáles son tus lugares favoritos para las fotos de escenarios?

Cada lugar tiene lo suyo, a mí me gustan los lugares intermedios entre lo que es un estadio y un teatro. Me gustan mucho las arenas, como el Palacio de los Deportes. Las arenas son lugares para los que el rock fue concebido y eso se puede reflejar en las propias fotografías.

¿Sigues yendo a lugares pequeños?

Creo que todo fotógrafo debe hacer siempre fotografías en condiciones adversas, poca iluminación, demasiada gente. Creo que el fotógrafo debe ser capaz de olvidarse de todo eso y sacar su trabajo bien.

¿Cuáles lugares pequeños te gustan?

Más que un lugar en particular por el ambiente o lugar en sí, lo que me atrae es que haya un reto fotográfico. No soy tanto de lugares tan pequeños, pero estoy interesado en fotografiar bandas que a corto o mediano plazo impliquen un impacto en la escena, por ejemplo, tengo pocas visitas al Alicia, pero el primer concierto de Jaguares fue ahí. Creo que he tenido esa suerte de estar en conciertos que han dejado alguna marca en la escena del rock.

¿Te gustan los conciertos en el Zócalo?

No he ido a muchos, pero he llegado a ir a algunos emblemáticos. Como te decía, no tengo un lugar favorito. El Zócalo es un lugar a donde todo mundo quiere llegar porque es el corazón de la ciudad y creo que el músico que no ha estado definitivamente va a querer estar porque tiene un significado especial. El hecho de que haya estado ya Paul McCartney, Shakira, Café Tacvba hasta Los Ángeles Azules es interesante, el Zócalo es un símbolo de diversidad.

¿Vive Latino o Corona Capital?

Son dos cosas distintas. El Vive Latino por la tradición; el Corona Capital te da una diversidad por la cantidad de bandas. En el Vive LAtino igual puedes ver a las bandas en otros proyectos pero son bandas que ya has visto en muchas ocasiones. No se puede comparar, el VL es un escaparate del rock en nuestras latitudes mientras que el CC es lo que está sucediendo a nivel global. Los dos son grandes festivales, para mí los más importantes y por lo mismo cada uno tiene su carácter.

¿Se hace o se toma fotografía?

Creo que es un poco pretencioso decir que se hace, se toma. La tomas pero la piensas, hay que observar la foto antes de tomarla. Ésa es la diferencia entre lo que tú me quieres decir con una foto. Tú estás captando algo que aunque no estés va a suceder, el tema es que lo puedas mostrar diferente, puedes estar junto a 60 fotógrafos y tomar algo diferente. Eso es lo que dirá que el trabajo es tuyo y no de una banda, ya cuando estás en esa línea de autor se trata de que la gente identifique que tú las tomaste.

¿Cuál sería tu estilo?

Digamos que es aterrizar al músico, ponerlo en el piso y tratar de buscarle su parte humana, hacerlo terrenal, hacer que un ídolo se vuelva alguien normal pero sin sacarlo de su entorno.

Puedes ver gran parte de su trabajo aquí o seguirlo en Twitter.

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