Nobody’s Daughter

Mercury

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Hole, mítica banda noventera, sacó, de la mano de importantes mecenas musicales (ehem ehem Bill Corgan), un par de discos decentes en la época noventera: Live Through This (1994) y Celebrity Skin (1998). Doce años después, Courtney Love, la viuda más famosa de California (que ahora reside en Nueva York) lanza Nobody’s Daughter. En breve, el disco es una oda de lamentos y odio sin ton ni son. Baladas que se queman lentamente que invocan a Güilson, el Dios de la Güeva desde los primeros instantes. Diatribas en contra de todo y todos. Es como si la viejiita loca de Los Simpons (la que tiene muchos gatos) hiciera un disco. Malo con ganas. ¡Cruz, Cruz! ¡Aléjate Satán! Como bien se sabe, la policía del karma llega tarde o temprano. Love se ha quedado sola y preveo que éste será uno de sus últimos esfuerzos sonoros.