El Corona Capital pasó por su primera prueba de fuego en condiciones realmente extremas: una tormenta eléctrica, poca información, fallas en el sistema de cobro de las pulseras y un sinnúmero de quejas salieron a relucir en el primer día del festival.
Los “outfits” estaban listos desde las 12:00 horas. Chicas con cuerpos increíbles, peinados extrovertidos, lindas siluetas paseando por las curvas de una pista que será reconstruida en breve.
También chicos sacados casi de portadas de revista, algunos ya con aliento alcohólico previo a la hora de entrada por las caguamas que decidieron beber afuera del metro Velodromo.
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Otros con menor poder adquisitivo sufrieron y compraron sus tickets sacrificando su cuerpo, es decir, no ingerir nada más allá de agua en el concierto. Algunos aventurados se les ocurrió llevar hasta latas de atún para sobrevivir, pero relucían tiradas en el piso de asfalto antes de entrar.
Las filas estaban al tope: hasta 20 minutos para entrar al Corona debido a los filtros que ponían. Tanta polémica levantó la adquisición del brazalete para que en la entrada de las curvas del Autódromo Hnos. Rodríguez te lo dieran.
“Es una grosería que casi te obligaran a ir a los centros de canje. Pinches pulseras ni sirven y no traigo mucho dinero en efectivo”, dijo una dama con atuendo estilo Lana del Rey.
Y es que las terminales para las pulseras terminaron siendo un fiasco:no funcionaban o se les caía el sistema. Hubo secciones donde de plano las chicas que atendían, en tono altanero, pedían que ni se formaran si no traían efectivo.
A pesar de esto, la gente no se amilanó. Entonó canciones de Cults, Black Kids, Weezer, etc. De pronto, una tormenta de proporciones bíblicas cayó. Todos corrían. Pocos eran los lugares para acumular miles de personas que buscaban resguardo de la impetuosidad de Tláloc.
Algunos hasta utilizaron los baños para no empaparse a pesar de los fétidos olores acumulados durante el día. Otros hasta tomaron mesas de algunos stands de comidas para utilizarlos como paraguas mientras encontraban refugio.

El ingenio del mexicano va más allá de lo imaginable. Unos llevaban incluso cubetas en la cabeza (no sabemos de dónde las obtuvieron) y otros arrancaron algunas pancartas de los stands para utilizarlos como sombrillas. Hasta los señalamientos fueron quitados de su lugar entre toda la confusión que se armó durante la tromba.80258
Las mismas mesas que se utilizaron para evitar la lluvia fueron colocadas después como puentes, por los tremendos charcos y el lodazal en que se convirtió el terreno.
Los organizadores suspendieron las actividades por los rayos, nadie dio información precisa y sólo voceaban que el festival se reanudaría cuando todo volviera a la calma.
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4 (Gladys Serrano.)

Miles decidieron partir a las 23:00 horas: el frío, los pies congelados, la ropa húmeda y la incertidumbre de una posible cancelación desanimaron a mucho que prefirieron ir a su casa.
A la hora de Jack White y MGMT no lució tan atascado como se preveía.
“Me aguanto lo que sea por ver a Jack White”, dijo un fan que temblaba mientras salía a escena el autor de Seven Nation Army con más de una hora de retraso.
Así fue el primer día del Corona Capital, un lodazal lleno de grandes propuestas musicales.