Esta vez sin manifestaciones por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y sin palabras que muchos pensaron dedicaría a su recién fallecido amigo Chris Cornell, Sting llevó a cabo su segundo concierto en la Ciudad de México.

Casi 10 mil fanáticos en el Auditorio Nacional (que en su mayoría iban de 40 para arriba), hicieron de la noche un canto colectivo de temas en su mayoría de su época con The Police y de aquellos que lo consolidaron como solista en los 90.

Joe Summer, hijo del cantante, abrió el concierto acompañado solo por su guitarra y una voz tan parecida a la de su padre, que quienes no sabían de su linaje, lo acusaron de copiarle al músico. Lo bueno es que después Sting aclaró que se trataba de su vástago y ya todos le aplaudieron.

Después de él siguió la banda de Texas, The Last Bandoleros y a las 9:25 de la noche apareció el bajista de 65 años, junto con su guitarrista de cabecera Dominic Miller, su hijo, Rufus Miller como segunda guitarra y alguien que pocos mencionan pero es quizá el mejor baterista moderno, Josh Freese.

Lo que siguió fue la demostración de lo que ya sabíamos por sus anteriores presentaciones en el país o cuando vino con sus excompañeros de The Police: Sting es un súper frontman.

Sí, como Dave Gahan de Depeche Mode, Robert Smith de The Cure; esos músicos que con su sola presencia ya conquistaron al público y aunque tal vez sus discos nuevos ya jamás alcancen el nivel de lo que alguna vez fueron, siempre verlos en vivo será un placer porque no han perdido su carisma, voz y facilidad para prender a sus seguidores.

Y todo esto se vio a través del recorrido de éxitos como “Synchronicity II”, “Spirits in the material world”, “Englishman in New York” o “Every little thing she does is magic”. De su nuevo álbum 57th & 9th, mismo que también le da el título a su tour, sonaron “One fine day”, “Petrol head”, “Down down down” y “50,000”.

En un momento, el cantante le cedió el escenario a su hijo y este interpretó “Ashes to ashes” de David Bowie. La verdad no fue la mejor versión de este tema, pero como todavía duele la partida de Bowie, sí dio directo en el corazón a los asistentes.

No pudieron faltar más clásicos de Universal Stereo como “Roxanne”, “So Lonely” y después de un breve descanso, regresar con el encore y tocar “Every breath you take”, para finalmente cerrar poco más de una hora y media de concierto con uno de sus mayores éxitos como solista “Fragile”.