A pesar de que existen miles de teorías acerca de marketing y publicidad, el ‘boca en boca’ siempre será la mejor forma de llamar la atención. Y así fue exactamente como escuché por primera vez a Big Big Love.

Recuerdo perfectamente el momento: estaba en una fiesta, discutiendo de música con un par de amigos, que si The Clash es la única banda que importa, que si el Holy Fire de Foals es su mejor disco, etc. Justo en medio del veredicto final, Max nos platicó de una banda mexicana de ‘chavitos’. ‘Tocan música en la línea de Foals’, nos dijo. Tenía sentido, ‘Big Big Love’ es el título de un tema de Foals. Acto seguido los buscamos en internet para escucharlos. Dimos play al track “Immortality” y escuchamos con atención. Quedamos impresionados.

Después de escuchar completo su trabajo publicado en bandcamp, quise ser testigo de la calidad musical de esa banda que había provocado que tarareara sus rolas en mi cabeza. Y así fue como llegué a El Imperial. Aquella noche se presentaban junto a la Little Jesus.

Fui testigo de cómo el lugar se abarrotaba -no tan- lentamente hasta quedar completamente lleno. No recuerdo la última vez que vi El Imperial tan lleno. Después de esperar, finalmente se abrieron las cortinas rojas y Big Big Love aparecieron sobre el escenario.

Entre aplausos, sonrisas, gritos y una gran energía derrochada por la banda -y sus coristas- Big Big Love lograron crear una atmósfera propia donde la música envolvía la noche. El complemento perfecto entre batería y bajo es una verdadera joya. Los cambios de ritmo. La experimentación y el claro entusiasmo cautivaron.

La mayoría de las bandas toman un papel muy serio a la hora de presentarse y pocos se atreven a subir al escenario, sonreír y disfrutar el hecho de estar ahí, tocando. Ese es el caso de Big Big Love. Se divierten haciendo su música y no lo esconden. Son honestos.

No hay duda alguna de que Big Big Love es una de las joyas de la escena mexicana. Una banda que está destinada a ser grande. Ahora todo depende de Marco Carrión, Patricio Mijares, Gerardo Beltrán y Santiago Mijares. Ellos escriben su historia. Si se lo toman en serio (que espero que lo hagan) tienen un gran futuro. ¿No me creen? Juzguen ustedes mismos.

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