¡Fiu! A nuestro rockstar latinoamericano nada parece hacerle mella. Acaban de reportar que la fiebre alta por la que lo ingresaron ayer al hospital ya cedió y que evoluciona bien. Pero nomás porque ya son muchas nos pusimos a ver las veces ha estado en trances como este. ¿Tiene más vidas que un gato? ¿Mala hierba nunca muere? ¡En Charly parece que se cumplen los dichos!

Ayer nos comimos la noticia (se dio a conocer en la tarde) de que Charly García estaba, oootra vez, en un hospital. Parece que los años (ya tiene 62) le siguen pasando la factura por excesos de décadas, pero incluso así, él sigue de pie.

Resulta que ayer llegó a terapia intermedia del Instituto Fleni (por el que también pasó Gustavo Cerati) con un cuadro de fiebre alta, pero ya se reportó que tras los estudios de rutina “evoluciona estable, lúcido y con parámetros cardiovasculares normales, no volviendo a presentar nuevos registros febriles”

O sea, la calentura ya se le bajó y, de nuevo, el legendario rockero argentino va pa’ delante demostrando que tiene más vidas que un gato y es un hueso bien duro de roer. Vamos a ver qué otras veces Charly nos ha tenido con el Jesús en la boca:

Entrada triunfal

Lugar: el famoso Club Ferro de Buenos Aires. Día: 22 de diciembre de 1991. Evento: recital de despedida de año. Público: 26 mil personas (a’í nomás). Charly entra a escena ¡en una ambulancia! Dicen las crónicas que para burlarse de sí mismo, de su internamiento a mediados de ese año que, se dijo, fue por sobredosis… La banda que lo acompañó se llamaba Los Enfermeros… ¡Eso es saberle sacar raja a las cosas!

Verano peligroso

Charly andaba muy feliz en Punta del Este echando un desmadre que le costó varias visitas al loquero, a clínicas de rehabilitación pues, para desintoxicarse. Un reportero de Clarín le preguntó poco después: “¿No te da miedo vivir así?” Lean qué respuesta: “No, me gusta. Es parte de la religión. Los que tienen miedo se van antes. Lo que pasa es lo de siempre: si me tiño el pelo o si me interno, soy tapa de todos los diarios. Si me dieran la mitad de ese espacio cada vez que saco un disco, vendería millones”.

La que todos recordamos

Escena conocida: Charly en el desmadre. Esta vez haciendo destrozos en un hotel en Mendoza, Argentina. Claro, se lo llevó la policía pero apenitas entró a la delegación lo mandaron al derechito al hospital, donde le diagnosticaron neumonía. Pero ahí no paró la cosa, por mediación judicial y con su consentimiento, su familia lo internó en un psiquiátrico. Se fue a convalecer a la quinta de un gran amigo, el cantante Palito Ortega, pero al salir volvió a otro psiquiátrico.

La que pocos conocen

Se preparaba Charly para un concierto en Bolivia, que tuvo que suspender de pronto. Era julio de 2011. Ya le habían diagnosticado cálculos en la vesícula tiempo atrás pero justo en esos días le hicieron crisis y el dolor abdominal no lo dejó en paz. Aunque los médicos evaluaron realizar una operación, esa vez no paró en el hospital, se recuperó en su casita de Buenos Aires.

¡Él se desmayó delante de mí!

Tal como le pasó al chico normal de “Nos siguen pegando abajo”, en junio de 2012 le sucedió algo así en un concierto en Córdoba, Argentina: se desvaneció. Su guitarrista dijo al público que era un problema de presión y luego de 40 minutos anunciaron que se había acabado el show. No fueron las pastillas ni los hombres de gris, fue un subidón de presión. De nuevo se fue al hospital, donde corroboraron algo muy sabido: “Es un fumador crónico y anoche tuvo mayor estrés con el show”, dijo el jefe de cardiología.

Otra vez el corazón

Imaginen la expectativa: Charly cerraría un concierto abierto por Fito Páez, ¡wow! Pero el gozo se fue al pozo el 15 de noviembre del año pasado (¡hace apenas dos meses!) en Bogotá, Colombia, cuando el rockero empezó a sentirse muy mareado y todos prefirieron suspender el show. Le checaron la presión y, adivinaron, lo llevaron al hospital. Al ratito lo reportaron estable y en buen estado de salud (¿seguros?) La altura de Bogotá lo fastidió.

Larga vida a Charly