Cindy Lauper dijo que “las chicas sólo quieren divertirse”. Los de Kiss dijeron que quieren “rockear toda la noche y fiestear todos los días”. Asimismo, los Beastie Boys enunciaron que “debes luchar por tu derecho (de fiestear)”.

Declaraciones así, son incontables. Está claro que lo que muchas veces deseamos es destruirnos a tal grado que no recordemos nada, que el cuerpo nos duela, y nos arrepintamos de muchas cosas al día siguiente. O tal vez sólo deseemos un rato de diversión con los amigos mientras saltamos como desquiciados. El punto es que nos invade un hambre incontenible por el desmadre.

Y cuando el deseo ataca, ¿qué mejor que una celebración masiva? Personas conocidas y desconocidas por igual, todos unidos en una fiesta que, además, cuenta con el plus de que la música que nos encanta, es en vivo. Por supuesto, todo potenciado por el alcohol o alguna sustancia que nunca falta quien escabulla a pesar de la rigurosa seguridad. Todo eso es el Corona Capital.

Coronas de flores, lentes oscuros, shortcitos que parecen bikinis, playeras sin mangas o crop tops en los mejores cuerpecitos de la capital. Los vasos de chelas, las bolsitas de mezcal y los mapitas y horarios abundando por doquier. Cuando se va a un evento social de tales magnitudes no importa el clima, el cartel o la distancia, lo importante es asistir con los cuates, encontrarse a viejos amigos y dejarse llevar por las dulces mieles de Dionisio. La música es tan sólo un extra… ¿o no?

CHVRCHES – “The Mother We Share”

Si bien algunos sólo encuentran diversión en el rol que van a desempeñar durante el festival, hay algunos otros que lo que buscan, es disfrutar del rol de los artistas. Seguro habrá playeras de los White Stripes, de Blur, de Portishead o de Bright Eyes. Los románticos que acuden a ver a sus ídolos también deambularán junto a los fashionistas en un desfile de modas. Las proporciones son engañosas. Yo diría que el desmadre le gana a la fanaticada, pero los porcentajes netos no lo sé, es un dato parecido a cuántas chupadas se necesitan para llegar al centro de una Tutsi Pop.

Aquí podríamos jugarle a los jueces y emitir un veredicto sobre lo que es mejor o no, pero eso está bien chafa. La neta yo soy partidario de ir a ver los actos que te emocionan y, si ya disfrutaste lo que tenías que disfrutar, entregarte al absoluto placer como lo recomienda el Dr. Frank-N-Furter en Rocky Horror Show. Si vas a invertir para tener un fin de semana de fiesta masiva, está chingón. Si vas a invertir para llorar cuando Beck cante “The Golden Age”, también está súper chingón. De hecho, hay artistas como Zedd, que segurísimo se disfrutan más en un estado alterado de la conciencia, porque pa’ pegarle recio al bailecito, a veces no sólo basta con las ganas de destruir la pista.

Al final, se debe de entender que el Corona Capital se toma como unos ricos huevitos en un restaurante amigable: al gusto, y que por más que tratemos de categorizar y brindarle juicios de valor al traumatizado que te empuja para llegar al frente, o al dude que carga a su chava en hombros mientras washawashea la rola, o al güey que de plano ya está echando todo el contenido de su estomaguito en el pasto, las experiencias te las llevas tú, y está en ti decidir si quieres días que recordarás por siempre, o tardes para el olvido.

Beck – “The Golden Age”

Y tú, ¿a qué vas al Corona Capital?

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