¡Ángeles! ¡Ángeles! ¡Ángeles!, gritaban entre tímidos chiflidos. A las 9:00 de la noche salieron a tocar; abrieron con un popurrí de sus éxitos como entrada de disco pirata (tal vez sea tradición de los sonideros), enseguida un explosión de hielo seco iluminado de rosa enmarcó los primeros acordes de Entrega de Amor. En ese momento todo el auditorio se convirtió en un grito que marcó el inicio del “bailongo” que duró poco más de dos horas.

No me considero una experta en el tema, pero no es la primera vez que veo a los Ángeles en vivo y como diría mi mamá: “¡cómo han cambiado!”.La última vez que los ví fue hace casi un año, en ese entonces eran mucho más tímidos con el público, cantaban, tocaban, bailaban su coreografía de siempre (la vueltecita), y se sentían mucho más distantes.

La noche del sábado no fue así. Los Ángeles dieron un show, no sólo por la “producción” que traían, como videos y juego de luces, sino porque entre cada canción bromeaban con el público. Sin embargo, no se sintió espontáneo, parecía el guión que utilizan cada que se presentan, aunque se agradece el esfuerzo.

El público también fue diferente. Claro, estando en El Plaza en la Condesa, era de suponer que la mayor parte de los asistentes fueran hipsters, de hecho el concierto, así como el propio disco (el más reciente), tiene esa intención.

«Era importante hacer el disco y que fuera atractivo que para llamara la atención del público que no oye cumbia o que le da pena confesar que lo hace. Hacerles una especie de puente a este tipo de música» nos platicó Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido (IMS), productor del disco y uno de los invitados especiales del concierto. Y lo lograron. Poco antes de que terminaran el concierto, le dieron a los Ángeles un reconocimiento por las altas ventas que ha tenido el último disco.

«Es un ejercicio de estilos para demostrar que el rock y la electrónica son música también son música de barrio» nos explicó Camilo.

Para los cumbieros más puristas como yo, no deja ser extraño oír a estos Ángeles y que todos alrededor estén más preocupados por grabar el concierto y compartirlo para conseguir la mayoría de likes en las redes sociales, que por bailar, como sucede en otras presentaciones más populares del grupo. En El Plaza, por todas partes se veían brazos alzados con teléfonos tratando de robarse el mejor momento de la noche, tal y como lo harían en el concierto de Hello Seahorse o Chasing Dragons.

«Para muchos de los que estamos en el proyecto de la edición musical como Nortec, Toy Selectah y Centaurvs, mezclar cumbia con música electrónica y rock es una evolución lógico, si hubiéramos nacido hace 20 años hubiéramos hecho cumbia pero nos tocó una época en que las herramientas de trabajo son los sintetizadores y samplers».

Lo cierto es que esos tiempos en que sólo oías o bailabas Cómo te voy a olvidar y Niña Mujer cuando ibas a una boda, o te animabas a pasar una noche de arrabal o “accidentalmente” sintonizabas la Ke Buena en la intimidad de tu coche, ya son cosa del pasado.