A pesar de que muchos lo hayan olvidado, el rock nació como muestra de protesta, era la voz de la clase baja; la máxima expresión de los trabajadores, el soundtrack de los marginados. Luego, con el paso del tiempo, empezó a ser cuestión de moda y su esencia se redujo a la popularidad de una banda y el tipo de ropa que usaban, basta con observar al tipo de gente que asiste a los nuevos festivales de música para ver cómo, poco a poco se ha ido perdiendo la protesta en la música y se ha transformado en cuestión de estatus.

Sin embargo, entre toda la diversidad propia del rock, existen los rockeros urbanos, aquellos individuos que, desde sus barrios, disfrutan la esencia de la música y mueven el esqueleto al ritmo del rock’n’roll a la menor provocación. Incluso, muchos de ellos suben sus videos a YouTube para enseñarle al mundo sus mejores pasos de baile. En la búsqueda curiosa de este fenómeno, nuestros amigos de Vice encontraron que la descripción de un video decía “Bailando rock urbano con la inmejorable música de El Hijo del Rey” y así llegamos a esta historia.

Los sonideros de rock urbano han existido en nuestro país desde los ochenta, surgieron en la zona de Neza hasta que lograron penetrar la zona conurbana del Distrito Federal. Ellos son los encargados de poner la fiesta para los rockanrolleros que, con sus pantalones de mezclilla rotos y sus matas largas se disponen a bailar como si no hubiera un mañana.

No hay mejor forma de conocer esta escena que escuchando las palabras del Sonido Jagger y el Sonido Hijo del Rey, quienes cada viernes tocan para cientos de rebeldes que se niegan a dejar que el rock muera.