Envuelta en una sensación de incertidumbre, asistí alconcierto de CocoRosie. Realmente no sabía qué esperar; haber escuchado sus discos, y saber cosasbuenas de ellas, no me daba la seguridad de qué clase de espectáculo iba apresenciar. La parte que más me animaba era el majestuoso escenario en el que se presentarían, el Teatro de laCiudad de México, y el considerar que las nuevas Björk tenían demasiado por enseñarme.

Llegué al teatro y me impresionó la cantidad de gente queasistía al concierto, no escépticos como yo, sino verdaderos fans, personas quesabían cada una de las canciones, que aguardaban nerviosos en la fila por laemoción de ver a su grupo favorito, chicas caracterizadas como Bianca y Sierra,un público que variaba en edad, personalidad y gustos. Completamente ecléctico y lejos de acercarme a lo queestaba a punto de comenzar, alejaron aun más mi idea sobre lo que podíaesperar.

Una proyección con imágenes de una feria comenzó a verseencima del telón, la imagen no era muy nítida hasta que se abrieron lascortinas y CocoRosie salió al escenario, acompañadas de un baterista, un pianode cola y un hombre que realizaba con su boca todos los sonidos posiblesexistentes dentro de un sintetizador. Vestidascon un estilo muy particular, muy característico de ellas, comenzaron acantar y a tocar todos sus instrumentos.

Las imágenes de la proyección las acompañaron durante todosu concierto, creando una armonía muyespecial entre el sonido, la actitud de ellas y la vibra que el públicogeneraba. Hongos gigantes, payasos, venados, velas, ferias, la playa, el mar,un caballo con ojo de humano, caras alteradas con animaciones, colores, en fin,la proyección era un verdadero viaje almundo imaginario de estas chicas amantes de la infancia y la inocencia.

Las voces de Bianca ySierra pasaban por todo tipo de notas, desde su voz con una base desintetizador encima, hasta canciones que Sierra entonaba como una soprano, eso si, en todo momentoacompañadas de una enorme sonrisa yuna pasión que dejaba a muchos con laboca abierta.

Los ritmos fueron incrementando, la euforia del públicotambién, Sierra gritó ¡Viva la life! Los espectadores no se contuvieron un minuto más, y decidieron abandonar sus asientos para ir a la partedel frente del teatro, sin importar la seguridad del lugar o si los quitaríande ahí, la multitud y la paz que se respiraba pudieron más que losorganizadores, los cuales decidieron dejar a la gente disfrutar y hacer lo quequisieran. En cuestión de minutos, la parte preferente del teatro estaballena de personas gritando y bailando fascinados con CocoRosie. Sierra, emocionada, decidió lanzarse hacia supúblico, el cual la recibió con las manos abiertas. La vibra del lugar explotó cuando el público percibió la confianza que ella les demostró, convirtiéndose en uno de los conciertos más apasionados eimpresionantes que haya presenciado en mi vida.

La fórmula tan complejade sus composiciones me tenía anonadada, pasaban de los ritmos electrónicosa un sobrio y armónico piano de cola, de la voz de Bianca con un falsete muy particular, a la operaapasionada de Sierra. En un lapso del concierto, CocoRosie dejó el escenario yun beatbox men realizó una mezclaelectrónica durante 10 minutos, única y exclusivamente con su boca, el públicoestaba muy impactado con la variedad de sonidos que este hombre emitía.

El concierto continuó y CocoRosie interpretó su últimacanción, agradeciendo al público con mucha euforia y pasión. El públicomexicano, como de costumbre, pidió otra canción. Eran tales los gritos de lagente que el teatro retumbaba, Bianca y Sierra volvieron a salir para cerrar su concierto con By Your Side de sudisco La Maison de Mon Reve.

La salida del concierto seguía siendo un suceso,las personas comentaban lo impresionadas que estaban con el espectáculo y, cómosi no fuera poco, a la entrada del teatro se encontraba la agrupación firmando autógrafos y tomándose fotos con todos sus fans.La actitud de CocoRosie es un perfecto ejemplo de artistas que aman a supúblico y que saben agradecer la pasión que generan en ellos.