Manuela Gernedel y Nick McCarthy (exguitarrista de Franz Ferdinand) han compuesto música juntos desde que se conocieron –antes de casarse, antes de ser papás…–, pero fue hasta hace tres o cuatro años que se dieron a la tarea de escribir canciones en forma, las que hoy podemos escuchar en su primer álbum como Manuela y que escucharemos este fin de semana como parte del Festival Marvin CDMX.

“Nunca habíamos hecho nada con las canciones que habíamos escrito”, cuenta Gernedel en entrevista. “Pero siempre sentimos que teníamos que terminarlas y hacer algo con ellas, y llegó el punto en el que ambos dijimos: ‘este es el momento’. Después de hacer tres o cuatro canciones y disfrutarlo mucho, pensamos que podíamos hacer más, hasta que un álbum cobró forma”.

En el disco, publicado este año por Lost Map Records, y en México por Panoram, puede escucharse a Gernedel narrar escenas de la vida cotidiana de manera íntima y ecléctica. En el álbum colaboran William Reese (de Mystery Jets), Jim Dixon (de Django Django), Paul Thompson (de Franz Ferdinand) y Roxanne Clifford (de Veronica Falls), entre otros.

“Mucho del disco es sobre transitar por la vida, por el día a día, las cosas que ves, las cosas que haces y esa especie de neblina tan mundana y familiar por la que pasamos”, explica Gernedel. “Y creo que hay siempre hay un elemento mórbido en ello, en la forma en que te sientes cuando ves las cosas descomponerse”.

Si algo caracteriza las letras del proyecto que hoy comparten Gernedel y McCarthy es ese ir y venir entre el amor y el deterioro, acompañadas de un sonido cálido, aterciopelado, conseguido por la voz de ella –comparada en varias ocasiones con las de Trish Keenan o Laetitia Sadier–, el acompañamiento discreto de McCarthy y la sencilla producción de Sebastian Kellig.

“Me gustó que consiguiéramos hacer algo a partir de unir un sonido acolchado contrapuesto a letras que hablan de ir cuesta abajo”, dice Gernedel. “Estamos tan ensimismados en lo que hacemos, o habituados a todo lo que hacemos de manera repetida, que de pronto nos golpea el hecho de estar viviendo en un momento particular en el que definitivamente las cosas no parecen estar yendo de muy buena manera”.

El álbum que traen bajo el brazo para su presentación en uno de los escenarios dispuestos este sábado en la cantina Covadonga, Gernedel y McCarthy muestran también un periodo específico de su vida, en el que pasaron por intensos sentimientos, como el de ser padres.

“Un disco es la grabación de un momento, y eso estábamos viviendo en ese momento específico de nuestras vidas”, dice Gernedel. “Ahí puede verse, por ejemplo, el tipo de amor que sientes hacia tus hijos. Si hubiéramos escrito el disco unos 10 años atrás, hubiera sido más sobre el amor loco, salir de noche. Pero hoy es otra cosa, y quería que quedara plasmado.”

El primer sencillo del álbum bautizado como Manuela fue “Cracks in the Concrete”, cuyo título está inspirado por la célebre consigna francesa de Mayo del 68, “Sous les pavés, la plage !” (Bajo el pavimento, la playa), una frase sobre el potencial de las cosas que se rompen, que se fracturan.

Sobre su decisión de lanzar ese tema como el primero de su nueva etapa con Manuela, Nick McCarthy explica que la escogieron porque deseaban mostrar su disposición a comenzar algo fresco.

“Creo que se trata de una canción que habla de ir hacia delante, y queríamos hacer evidente ese movimiento”, dice McCarthy. “Es sobre el potencial de romper o terminar las cosas, y creo que era algo que siempre me ha dado mucho miedo, terminar algo y comenzar algo nuevo.”

Para la personalidad sonora del proyecto, Gernedel quería desde un principio que persiguieran un sonido sólido con muy pocos elementos.

“Siempre me ha gustado esa producción que consigue hacerte caer en una canción”, confiesa McCarthy, “en la que tienes efectos 3D, espaciales o como les llames; me gusta eso, pero al mismo tiempo queríamos ir a lo esencial en los discos. Creo que la voz de Manuela, que muy cálida y a la vez muy frágil, tenía que predominar en el sonido del disco. Hay como ocho estilos distintos en el disco, pero todos tienen en común que son lentos, tranquilos”.

Para trasladar las canciones al escenario, McCarthy explica que se trata de interpretar, dado que jamás podrán sonar similares a las del disco.

“Para tocarlas en vivo, tomas elementos importantes y tocas a partir de ellos. En vivo, sonamos más psicodélicos. El otro día alguien me dijo que sonábamos como Pink Floyd, ¡jajaja! No sé si sea cierto, pero sí va en esa dirección. Puedes tocar con más armonías, y al mismo tiempo, hay cuatro instrumentos y una voz, no hay mucho que se pueda hacer de todas formas.”