Existe un vacío muy particular en la escena musical de la última década. Las nuevas bandas carecen de una sensación que marcó el inicio del rock y encendió una flama que con la tecnología y el uso de sintetizadores y secuencias ha cambiado en cierto grado. Por supuesto hablo del peligro. Esa adrenalina que solíamos sentir cuando escuchábamos guitarras a todo volumen, bajos trepidantes y baterías salvajes.

Ahora, gran parte de los músicos han caído en una zona de confort donde no se arriesgan a ser trasgresores con lo que hacen.

Afortunadamente siguen existiendo bandas como A Place to Bury Strangers que mantienen esa adrenalina viva, no le tienen miedo a cruzar el limite entre lo común y lo arriesgado y cuando están en el escenario, suben el volumen de sus amplificadores y en lo único que piensan es en hacer pedazos lo que esté a su alrededor.

Este sábado 13 de julio, tuvimos la oportunidad de ver en vivo a una de las bandas más ruidosas de la escena musical. Son tres: Oliver en guitarra, Dion en el bajo y Robi en la batería. Son estridentes y peligrosos. Al menos así lo mostraron en el show que ofrecieron en Pasagüero,organizado por nuestros amigos de Bandtastic, donde fuimos testigos de uno de los actos en vivo más apasionados y, sin duda, quienes asistieron, pueden presumir que estuvieron en el lugar más ruidoso de la ciudad, al menos por una noche.

La espera fue larga. Cuando llegamos había una gran fila esperando poder ingresar al lugar. Lo que sólo significaba dos cosas: el método de Bandtastic funciona bien y México ama OliverAckerman y compañía. Una vez dentro del lugar, la gente empezó a hablar, a chupar y a sonreír porque el gran momento se acercaba.

HandKrafted Guns fueron los elegidos como teloneros de la noche. Su presentación causó controversia entre el público. Había quienes aplaudían sus canciones y otros que se dedicaron todo el tiempo a insultarlos y gritarles. Una situación totalmente comprensible, ¿quién puede competir contra el ruido de A Place to Bury Strangers?

Después de aproximadamente 30 minutos, HandKfrafted Guns terminaron su presentación y la gente se empezó a juntar frente al escenario del lugar. Mientras más pasaba el tiempo, más crecía la ansiedad y todos queríamos ser parte del suceso.

Finalmente, pasados los primeros minutos del domingo, Robi, Dion y Oliver subieron al escenario, giraron los controles de volumen de sus instrumentos y ensordecieron a todos los presentes. Al primer acorde todo el lugar entró en éxtasis. ‘Deadbeat’ fue la encargada de dar inicio a una noche no apta para sensibles.

Justo cuando Dion decidió ser parte del público, el olor de la marihuana se hizo presente. La noche se transformó en locura. Esa sensación de estar en un lugar relativamente pequeño, rodeado de una gran multitud y música a todo volumen, al grado que por momentos dolía, será algo difícil de olvidar.

Con una energía increíble, A Place to Bury Strangers nos ofreció una presentación de poco más de una hora llena de distorsión, gritos, sudor y excitación. Ese rechinido peculiar que queda en los oídos después de escuchar música al máximo volumen posible retumbará por siempre en nuestra mente.