Podría parecer una relación tentadora y seductora, además decir “mi novi@ es fotógrafo” suena muy cool. Te advertimos que desde un inicio vas a tener que aguantar varias situaciones poco agradables, así que aguas.

Viven al día

Porque la mayoría de ell@s sobreviven de colaboraciones y pocas veces tienen claro cuándo van a recibir su próximo pago o si es que les van a pagar un trabajo freelance que hicieron hace 6 meses. Y los que tienen un sueldo fijo en realidad no suelen ganar mucho.

Nunca están en su casa

Se la viven en la calle y de viaje por el mundo. Si son fotoperiodistas: porque se acaba de formar la peor tormenta del siglo y ¡alguien tiene que capturar ese momento!, si son fotógrafos de eventos sociales o de publicidad: porque salió una fiesta o campaña en Cancún y ¡alguien tiene que tomar esas imágenes! La recomendación con estas personas es no hacer planes a largo plazo.

No sueltan la cámara jamás

Nunca salgas de viaje con un fotógrafo, porque no dejará de tomarle mil fotos a la playa, cien más a las nubes y unas cuantas a los animales, al transporte público, a los carros ¡y a lo que sea! y no precisamente tiene que ser durante un viaje, en realidad aplica en cualquier situación. Te vas a desesperar.

Ninguna de tus fotos será buena

Bajo ninguna circunstancia aceptarán que tú, como simple terrenal, tomes una mejor fotografía que él o ella. Su ego no se los permite. ¿Reconocer que su foto no es lo suficiente buena? JAMÁS. Mucho menos te atrevas a sugerir un color o ángulo para SU obra.

Pero tampoco les gusta salir en tus fotos

¿Que pose para la foto grupal en el cumpleaños de tu mejor amigo? Eso jamás pasará. Él o ella va a ser quien tome la imágen para la posteridad y tardará años en hacerlo porque comenzará a dirigir el momento como si se tratara de un shooting de moda. Ni se te ocurra pedirle que se apure porque va a decir que lo hace por el bien de todos, mucho menos pienses mencionar que todo se soluciona con una selfie, las odian, para ellos son autorretratos y se toman con calma, en soledad y con su propia cámara, obvio.

Aguas con posar mal

Que gires tantos grados a tu derecha ¿no lo sabes hacer? ¿te da pena sonreír frente a la cámara? Uy, ni se te ocurra hacer algo como eso porque será gran motivo de pelea. Ni qué decir de querer elegir las fotos en las que crees que sales bien, ell@s son los que van a editar y corregir eso, tu ni te metas en ese proceso creativo. Mejor agradece.

Se creen artistas

Y no es que no lo sean pero ya saben lo que implica andar con una persona que está metida en el mundo de las artes, la moda o el periodismo: inestabilidad emocional, obsesiones y ego, mucho ego.

Analizan la “foto” de todas las películas

Ir al cine con ellos resulta un poco cansado. Al salir van a querer debatir sobre cada toma de la cinta como si estuvieran platicando con el mísmismo Chivo Lubezki, obvio tus aportaciones a esa plática sólo servirán para que ella o él respondan: NO, yo creo que…

Los bares son su segunda casa

Que no te sorprenda si tu ligue es fotógraf@ y te llama en martes a las 3 am para decirte que se le acaba de ocurrir un gran proyecto o que el lunes fue a desayunar al bar del Centro porque ahí tienen el mejor WIFI de la ciudad, y sólo desde ahí puede enviar sus fotos a la agencia para la que trabaja. Es probable que en la primera cita te invite a un bar y salude a cada mesero como si fueran sus hermanos del alma.

Unos ni son fotógrafos y lo dicen sólo para ligar

Estos son los peores. Aplican la de “posa para mi y te hago unas fotos muy cuidadas e increíbles” pero resulta que esa sesión es para su álbum de Facebook al que titulará “Desnudos artísticos de México”.

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