Wayne Coyne siempre lo dice: “los Flaming Lips tienen a los mejores fans del mundo”. Y tiene razón. La realidad es que los conciertos de estos lunáticos están plagados de hordas de lunáticos que se disfrazan, se visten acorde al evento, gritan como si fuera el último día de sus vidas. Y eso es lo que importa, pasarla bien, seas como seas, te guste el death metal o Belinda, todos se pueden conectar con la música de estos tipos.

El vocalista es un gran hombre-espectáculo en ese sentido. Pondrá al público a cantar canciones tontas, a hacer sonidos que jamás harías en otro contexto, pero no importa, porque la noche que ves a los Flaming Lips es algo especial, y si no dejas atrás los tapujos que tienes en tu vida cotidiana, no vivirás la experiencia entera.

(Video: "I Can Be a Frog", del álbum Embryonic)