Contexto:

Ocurre en la peda de despecho, tan frecuente en las juventudes de hoy en día. Te acaban de mandar al diablo, y tú quieres olvidar tus penas con alcohol y José José. De pasar a insultar a esa persona con epítetos como “estúpido malnacido”, “marrana come-cebo” y “frígida pocas nalgas”, acabas confesándole hasta al mariachi de Garibaldi que la neta, la neta… tú si la querías de veras, caón.

Interpretación:

“La amaba”. Ay, sniff.

Riesgo:

Después de esto, pueden ocurrir varias cosas. Una es que tus amigotes te conminen a marcarle por teléfono, con el consecuente batazo que te vas a llevar. La otra es que te armes de valor, contrates un mariachi (o mínimo una grabadora) y te lances a su casa a gritonearle cuánto la o lo extrañas. Por supuesto, te van a mandar a la chingada, pero tú sigue intentándole.