Estábamos
en el punto más alto de nuestra preocupación por el estado de salud de
Gustavo Cerati (¡ah, Cerati!), cuando supimos que Bono tenía que ser
operado de emergencia.

¿Qué
clase de noticia es esa para un viernes por la mañana? Por supuesto el
mundo se paralizó por un instante… porque si algo le pasa a Bono,
¿quién va a salvarnos del hambre, el SIDA, los malos gobiernos o lo que
sea?

Por
fortuna las buenas noticias llegaron rápido y supimos que el líder de
U2 sufrió una lesión en el nervio ciático que, por fortuna, fue
atendida a tiempo.

"Se salvaron nomás porque me duele la espalda, condenadas".

Poco
después, el guitarrista The Edge mencionó que si Bono no hubiera
recibido atención médica de inmediato, habría tenido daños permanentes
en la espalda.

El
cantante ya se encuentra en recuperación y las únicas secuelas fueron
que U2 tuvo que cancelar su participación en Glastonbury -donde serán
sustituídos por Gorillaz- y posponer el inicio de su gira "360º".

Pero
luego de esta aparente caza de brujas en el mundo del rock, ya no
podemos estar tranquilos… a menos que, tal como alguien sugirió en un
twitt durante esos días, armemos una coperacha para mandarle a hacer
estudios periódicos a Robert Smith y asegurar nuestra paz
melomano-mental el mayor tiempo posible.

Por su cara ya no podemos hacer nada, pero que al menos no se le suba el colesterol.