Director: Robert Zemeckis

¿De qué va?

El Dr. Emmet Brown, un científico medio loco, inventa una máquina del tiempo (que es un muy cool DeLorean). Su amigo, un chico llamado Marty McFly, viaja por accidente en el tiempo, lo cual desata una serie de entrañables viajes al pasado y al futuro.

¿Por qué vale la pena?

Primero, porque es el sueño de todos eso de viajar al pasado y ver a nuestros papás de jóvenes, o viajar al futuro y ver qué demonios pasa con el mundo, o ya de plano viajar a otra época de la historia y ver si es cierto lo que dicen los libros. Segundo, porque es una de esas películas que muchos vimos hasta el grado de aprendernos los diálogos. Además, en los ochenta, Marty McFly era el prototipo de chavito cool gringo: tenía una banda, quería ser rockstar, su novia estaba súper acá, patinaba como los grandes, y, por si fuera poco, manejaba un DeLorean (cuyas puertas se abrían hacia arriba y no hacia los lados)… que viajaba en el tiempo. How fuckin cool is that?! Además es una de esas pelis tan emocionantes que por más que las repitan en canal 5 todos los domingos, podemos verla una y otra vez.

La frase:

¡A mí nadie me llama gallina, Biff!