¿De qué trataba?

En esta serie fresa, seguíamos la vida de Ryan, un muchacho rebelde de flequito ridículo que se iba a vivir a la casa de los Cohen. El papá, con el nombre más joto de la televisión (Sandy), era un mandilonazo que hacía todo lo que ordenaba la semi-alcohólica mamá, Kirsten. En el otro extremo estaban Marissa y Summer, dos chavas riquillas de las que Ryan y su amigo, el dizque nerd (sólo porque lee cómics) Seth se enamoran. Después todo se complicaba al grado de que ya nadie entendía de qué trataba.

¿Qué adolescentes la protagonizaban?

Se suponía que esto, en un inicio, iba a retratar la anque-usted-no-lo-crea complicadísima vida de los chavos de Orange County, el lugar más pretencioso de California. Sin embargo, en algún momento, entre los motociclistas y las lesbianas, toda la trama se fue al caño. La serie se pobló de excesos y plot-lines absurdos.

¿Qué enseñanza de vida nos dejó?

Que aún con dinero y belleza puedes sufrir en la vida. Ejemplo: te llamas Marissa, tienes medidas perfectas, y los tipos te adoran, pero aún así insistes en autodestruirte. Whoa, gran lección.