A los 8 años, la onda era plantarte frente a tus papás y cantarles “en Filadelfia yo nací y crecí, con goma de mascar y basquet era feliz” sin motivo alguno.Sí: más que las historias, lo que más recordamos de las series noventeras eran las cancioncitas de entrada. Qué buenos tiempos.

Acá nos acordamos de las más pegajosas.

¿De qué se trataba?
Fran Fine, una judía con un peinado espantosamente alto que venía de lo más naquito de Nueva York (según los gringos, esto es Queens), con una mamá cachetoncita que le ponía plástico a los sillones. Por azares del destino, se convierte en la niñera de tres escuincles antipáticos, hijos de un inglés viudo llamado Maxwell Sheffield. Las estrellas del programa, sin embargo, eran el ácido y sarcástico mayordomo Niles, que vivía en pleito casado con la estirada C.C. Babcock.

¿Cómo iba la entrada?
Una animación bastante interesante que prácticamente resumía los hechos acontecidos durante el piloto: Fran vendiendo maquillaje barato en Flushing es echada por su entonces novio (que además le ponía el cuerno). A la muy inteligente se le ocurre ir a vender sus cosméticos a la casa del señor Sheffield, donde casi casi le ponen gorrito y la obligan a cuidar de los chamacos. Uno a uno van apareciendo los personajes caricaturizados con su respectivo crédito. El toque de elegancia: la foto quemada que les deja los pelos parados.

¿Quién la cantaba?
Anna Hampton Calloway, no tan conocida pero definitivamente talentosa: cantante, compositora, pianista y actriz. Lástima que nomás se le conozca por la letra y música de The Nanny.

Nuestra línea favorita

“She had style, she had flair, she was there… That’s how she became the Naaaanny!”

https://www.youtube.com/watch?v=W3unWr_b2Ew