La demolición de su estadio tal vez no sea una mala noticia para el Cruz Azul. Al contrario, podría ser la oportunidad perfecta para saber si con él se va la maldición de 19 años sin ser campeón de liga.

Cuando la Máquina se mudó al antes llamado ‘Estadio Olímpico de la Ciudad de los Deportes’ el 10 de agosto de 1996,llegó con una racha de 17 años sin títulos. Ese día debutó en el Torneo Invierno con una goleada 3-0 a Toros Neza y dejó la impresión de que había fabricado un buen augurio.

Un año y medio más tarde terminó como líder de su grupo y quitando al Atlas y al Atlante del camino, volvió a obtener un campeonato al ganarle la final al León con un global de 2-1.

El panorama pintaba para repetir una década de ensueño como en los 70, cuando se mudó de Hidalgo a la ciudad y se instaló en el Estadio Azteca, césped que le vio ganar 6 de sus 8 títulos de liga y donde forjó su historia como uno de los equipos más importantes de México.

Pero la época de bonanza no los acompañó en el Estadio Azul y después del 97, su afición ha visto pasar 38 torneos en los que el equipo perdió 5 finales –sin contar dos de Liga de Campeones- y construyó la burla más humillante que posea cualquier equipo en el mundo: el subcampeonísimo.

Para ellos, la Copa MX que ganaron en 2014 no tiene el mismo peso, pues en esa serie se quedaron con el título gracias a un criterio de desempate por goles de visitante, después de empatar 1-1 con Toluca en el global.

La directiva ha hecho de todo para revertir los malos resultados. En una ocasión, por allá de 2003, decidió correr al técnico Mario Carrillo y a todos sus jugadores, aunque se llamaran Óscar ‘Conejo’ Pérez, Melvin Brown, Julio César Pinheiro, Sebastián ‘Loco’ Abreu o Francisco Palencia.

También, ha traído figuras como Emmanuel Villa, Christian Giménez, Marcelo Delgado, Marc Crosas, Luciano Figueroa, Mathías Vuoso, Miguel Sabah,Mariano Pavone, pero ninguno funcionó como esperaban.

En 2018 se termina el contrato que Cruz Azul tiene con los dueños del estadio donde juega como local. Regresaría al Azteca, propiedad de Televisa, y podría romper un ciclo de 22 años en los que ha habido pocos resultados y probar que la maldición está sentada en las butacas del Azul.

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