Por Baxter, cuya neurosis aumenta considerablemente cuando hay polis de tránsito moviéndole al semáforo.

El tráfico: el cáncer de esta ciudad. Aún cuando ya nos acostumbramos a él, sigue siendo la causa número uno de malos tratos y jetitas en la chamba, de infracciones que bien podrían ser evitadas y del mal humor chilango. Hay días en donde está menos peor, pero en muchos otros parece que despertamos a la leona… y tenía hambre.

Hay varias soluciones, como chutarte a los conductores, canciones y comerciales de las estaciones en donde pasan el reporte del tráfico (y esperar a que le atinen a la zona en donde estás atorado), tener rutas infalibles (en donde generalmente das más vuelta y gastas más gasolina) o… salir más temprano. Y hay veces que ni así.

Pero no podemos negarlo, como todo, hay cosas buenas del tránsito vehicular congestionado, y en ese momento, más que en ninguno: se agradecen.