De que todos en Facebook y en Twitter ponen “¡Bienvenido diciembre!” no cabe duda de que… ya llegó diciembre (los obvios, nos dicen). Sin embargo, diciembre se vive diferente en la capirucha que en otros lados de la república. Uno va, digamos a Guadalajara, y esperan a que llegue el niñito Jesús a dejarles sus regalos ¿dónde nos dejaron a Santa Claus? ¿y los calcetines? ¿y los Reyes Magos y su calcetín?

Pero si vives en una cueva, acabas de despertar de un coma o simplemente no sabes ni en qué día vives, éstas son algunas señales chilangas con las que sabes que ya llegó diciembre ¿te sabes otras? Tuitéalas con el hashtag #sabesqueyallegódiciembre.

1.- Cuando en las vinaterías del Centro de la ciudad hay una fila enorme de señoras esperando comprar un pedazo de bacalao noruego. Porque eso sí, aunque sea el más caro es mejor que el de los supermercados.

2.- Cuando en las panaderías de toda la ciudad aparecen letreros de “Se hornean sus pavos y piernas”. ¿O sea?

3.- Cuando los bolillos desaparecen mágicamente de las panaderías para darle paso a las fabulosas baguettes, que aunque están hechas con la misma masa, son de más caché en las cenas.

4.- Cuando los niños en los cruceros cambian su discurso por un “¿no me da mi Navidá’?”

5.- Cuando los autos son adornados con cuernos de reno (incluida la nariz roja en el cofre) o gorros enormes de Santa Claus (ugh).

6.- Cuando una buena parte del estacionamiento de los supermercados se convierte en la famosa “Bodega de Juguetes”.

7.- Cuando, justo unos días antes de Navidad, la ciudad colapsa: ignoramos de dónde salgan tantos autos, pero el tráfico en la capital es insoportable.

8.- ¡Cuando tu mamá empieza a decidir cual de sus hijos va a desmenuzar el bacalao y cual va a limpiar los romeritos!

9.- Cuando en el Metro suena el playlist de los bocineros con “Yo no olvido al año viejo”, “Diciembre me gustó pa’ que te vayas” y “Mi burrito sabanero”.

10.- Cuando tapan tu calle para hacer el tianguis navideño o la posada de la cuadra (y tú de grinch escondido sin prender la luz) o los comerciantes del mercado ‘extienden’ sus puestos hacia la banqueta.

11.- Estampas típicas de la ciudad: el señor de la basura se pone gorro de Santo Clos, las señoras en el Metro van pegándoles los ojitos a sus figuras de muñeco de nieve o los botes de las propinas están adornados con nochebuenas.

12.- Cuando haces el viejo chiste de “¡Ya empezó el maratón Guadalupe-Reyes!”.

13.- Cuando en las casas aparecen letreros en cartulina fosforescente con el anuncio “Se venden romeritos, pavo, ensalada de manzana, pierna o pollo deshuesado”.

14.- Cuando en el supermercado hacen unas montañas enormes de botellas de alcohol (¡la de sidra tiene un lugar especial!).

15.- Cuando en las tiendas de telas las señoras entran como histéricas comprando el rodapié del árbol o el juego de baño de Santa Claus.

16.- Cuando comienzan a aparecer camiones por toda la ciudad vendiendo sidra y uvas sin semilla que son carísimas (¡pa’ la cena de año nuevo!).

17.- Cuando los tianguis tienen puestos especializados en calzones rojos y amarillos ¡para el amor y el dinero, oiga usted!

18.- Cuando en la oficina organizan “el intercambio de regalos” y en el que nadie se pone de acuerdo con las reglas (¿regalo de menos de 200 pesos? ¿Intercambio de CD’s? ¡No se valen calcetines!).

19.- Cuando a cualquier borrachera con tus amigos le llamas “La preposada”.

20.- Cuando tu mamá te hace sacar del fondo del clóset las esferas del año pasado (la mitad están rotas), las luces viejas (que están enredadas) y el viejo nacimiento envuelto en periódico (¡las patitas de los borregos están rotas!).

Ya sacamos nuestros traumas ¡cuéntanos los tuyos!

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