Entre los que nacimos en la primera parte de la década de los ochenta existe un mito que ha provocado ciento de miles de horas de búsquedas por YouTube. El mito: un día, al terminar una presentación en “Siempre en Domingo”, Lucerito hizo lo que cualquier cantante de Televisa hubiera hecho: hizo reverencia con sus manos en la espalda, sosteniendo el micro con ambas manos. Confiada de que su micrófono seguía apagado (igual que durante todo su playback en la rola), Lucerito decidió tronarse un sonoro pedo, sin esperar que el tronido estaba a punto de meterse al micrófono, de ahí a la cabina de audio, y de ahí a cadena nacional, sin que nadie pudiera hacer nada al respecto.

Micrófonos: dejando a la gente en ridículo desde 1886.

El pedo de Lucerito es una leyenda urbana famosa (el video no existe en YouTube, y créanos: muchos pagaríamos muchas chelas por conseguirlo), pero sobre todo es un tremendo oso. Pena Ajena. Todo fue culpa de un micro que se quedó abierto cuando no debía. Sin embargo, las cosas no pasaron a mayores: muchas búsquedas en YouTube y ya está. Esta semana nos percatamos de que hay cosas mucho peores que pueden suceder cuando un micrófono se queda abierto.

“No son caras de necesidad, más bien de abusivez.”

“Como todos son negros y se parecen tanto, habría que marcarlos con una tinta indeleble para que no se les repita la ayuda. La tinta tiene que ser blanca porque la que usa el IFE no se les notaría por ser tan negros”.

https://www.youtube.com/watch?v=-y1i0VmRqVI

Dos palabras: qué oso. Y por varias razones. Ya no digamos el racismo (que es un enorme oso por sí mismo) que expresa el buen Ariel Gómez, “El Chunko”. El lenguaje. Abusivez. ¡Abusivez! Te invitamos a que cheques en cualquier diccionario. Esta palabra no existe. Y la dice un hombre que tiene un programa de radio.

“Un espíritu noble ‘agrandece’ al hombre más pequeño”. Sabias palabras de Jeremías Springfield, de absoluta validancia para nuestro amigo “El Chunko”.

Y bueno, claro, está el tema del racismo. Para empezar, el buen diputado se enojó porque le quitaron una parte de su (exorbitante) sueldo mensual para donar a Haití. O sea: recorte = abuso. Segundo, se avienta a ponderar que los haitianos se ven abusivos, pero que lo entiende: “en una situación de crisis, supongo que a todos les brota la abusivez”. Vaya. Y tercero, el chiste de la tinta blanca. Para empezar, que se despida de sus aspiraciones presidenciales (seguro las tenía): dudamos que al IFE le guste que lo usen de referencia para chistes crueles. Chistes que ni el propio Fox aplaudiría.

“Hacemos chistes de los que ni los negros quieren reírse”

Y bueno, finalmente lo corrieron del PRD y demás por decir sandeces al aire. Muy bien. ¿Será que nuestra política funciona?

Nah.