Enprimera instancia, nos encontramos con una escena clásica en el cine y la literatura:un prisionero es despertado por su guardia en la mañana de una prisiónrecóndita. Entendemos que la acción se sitúa en Inglaterra y las condicionesdel lugar no son ni tantito las deseables: hace frío, el tiempo es imposible demedir, a nadie lo tratan bien, nuestro personaje principal ha estado ya enotras prisiones.

EsRoger David Casement, un polémico diplomático irlandés que denunció en sumomento los abusos de las potencias imperiales en el Congo y las políticas dediscriminación en contra de los indios Putumayo en el Perú; finalmente, seconvirtió al nacionalismo irlandés y conspiró en contra del Imperio Británicodurante la Primera Guerra Mundial. Fue descubierto y encarcelado.

Entonceses donde empieza el libro de Vargas Llosa. Casement es despertado porque tieneuna visita, la de su abogado, que habrá de informarle que todo de lo que leacusan está casi confirmado. Son muy pocas páginas las que se leen, peroterminan por intrigar: ¿qué fue lo que hizo? ¿Qué pasará con Roger? ¿Será otranovela de fugas osadas y aventuradas o velará la estadía de Casement en lacárcel con la misma paciencia que, digamos, El Muro de Sastre?

Lade Vargas Llosa es una pluma que anima la acción, por lo que la primera opciónparece más probable. Lo que es más, el evidente tono político de esta biografíanovelada se antoja tan dinámica y apasionada como el propio ejercicio políticode su autor.

Sobretodo ahora, que es Nobel y puede abanderar sus ideales con mucho mayor peso einfluencia: democracia, derechos humanos, libertad de expresión y otrosbrebajes.

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