Last Resort trae otro tipo de civilización unida por un naufragio inducido en un paradisiaco islote en medio del océano índico. Súbete al submarino del Capitán Marcus Chaplin y prepárate para quedar varado en Sainte Marina con Scott Speedman como comandante y una decena de misiles nucleares a tu entera disposición.

Esta semana, el canal de cable AXN dio el banderazo oficial a la nueva serie militar que ha regresado la tensión de la Guerra Fría a la pantalla chica. ¿La diferencia? Está situada en el presente… o en un presente ficticio.

Luego de que el Colorado recibe órdenes de bombardear Pakistán por un canal no oficial ligado con Washington, el Capitán Marcus y su tripulación (o al menos parte de ella) deciden negarse a iniciar un conflicto que bien podría desatar la Tercera Guerra Mundial, y acaban convirtiéndose en el enemigo público de su propia nación.

Dicho conflicto los lleva a refugiarse en una isla dirigida por un grupo de sicarios que haría al “Chapo” Guzmán parecer un teletubbie. Intriga, un thriller político que nos lleva de la Casa Blanca al océano asiático y de regreso, y un submarino armado hasta los dientes como sólo Rambo, se convierten en el combo perfecto para una serie de acción. ¿Pero lo es? La pregunta es, ¿vale la pena sintonizar?

La respuesta es: sí. Dale una oportunidad. El piloto puede parecer un poco confuso. Como muchas series del género, Last Resort intenta introducirnos a un grupo de personajes, sus conflictos y motivaciones; además de una trama militar nada fácil de comprender en tan sólo cuarenta minutos y el resultado es un acelere que pisa de 0 a 100 kilómetros por hora antes siquiera de que puedas entender por qué Karofsky de ‘Glee’ está lejos de McKinley High y en un submarino militar dirigido por Andre Braugher.

Al final del día la serie tiene un cimiento sólido donde descansar. Más allá de las tramas secundarias, el qué pasará con un submarino que aparentemente se ha convertido en una dictadura y una nación independiente nuclear por sí solo en contra de Estados Unidos, es una cuestión que puede mantener Last Resort aflote (válgame la ironía) por muchas temporadas, y alimentar una trama que involucra complots políticos, guerra y tensión entre personajes, tal como nos encanta. Pueden preguntarle a Aaron Sorkin y su West Wing si no.

Curiosamente, pese a que en otros lados a la serie se le ha comparado con Lost (por la variable “isla”, más que nada) a nosotros termina más por recordarnos a Battlestar Galactica. Después de todo, estamos hablando de una serie de soldados obligados a convivir en un circuito cerrado, poniendo continuamente en juicio su deber con la autoridad contra lo que la cabeza les dicta, luchando por mantenerse vivos pese a condiciones que parecen urgirlos a simplemente darse por vencidos.

Además, queridas espectadoras (y uno que otro espectador) siempre tendrán a Scott Speedman en pantalones de camuflaje por si se aburren de los balazos.