Considerado como la máxima casa de cultura del país, es de lo más llamativo en el centro histórico. Y no sólo por el edificio en sí, sino por sus estatuas cercanas, sus arreglos en las áreas verdes y hasta la entrada del metro Bellas Artes, regalo de Francia (a un costado del Palacio de Bellas Artes). A diario puedes ver a millones de turistas tomando fotos del edificio o ves a los señores aprovechando tu ocio para ver si quieres que te tomen una foto con una cámara polaroid. También en la noche ya puedes ver a los señores vendiendo juguetes con lucecillas integradas (a parecer lo de hoy, porque ya abundan) y en la noche también ves a familias tomándose la foto con el flashazo que hace que nada más se vean ellos sin el edificio. No hay rincón de Bellas Artes que no haya sido apreciado por una cámara.