Aún no logra el equilibrio

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11 de noviembre de 2013

PES es una serie que a momentos pareciera que no tiene un rumbo fijo, pero los verdaderos expertos dicen lo contrario, por eso sigue siendo de los consentidos en la industria (y no sólo porque existen solamente dos competidores).

En esta edición, sin embargo, se notó cierta “confusión” respecto a lo que PES debe ser y a cómo debe respetar su pasado, pues algunas de sus mecánicas se notan un tanto anticuadas (sobre todo las que tienen que ver con sus raíces arcade), mientras que su apariencia es espectacular y asombrosa gracias a su nuevo motor gráfico. Pero vamos por partes.

Hablando de esto último, vale la pena hacer énfasis en ello porque realmente los gestos de los jugadores y su parecido con los de la vida real, las texturas como piel o pasto y hasta la tela de los uniformes se ven impresionantemente realistas. Lo mismo pasa con la arquitectura de los estadios y hasta con el comportamiento de los aficionados, que dejaron atrás lo acartonado para siempre (esperemos). Sonido y movimientos se unen a la perfección en cuanto a realismo, pero el frame rate del título llega a sufrir un poquitito en ciertos momentos.

Hay un avance considerable en los gráficos (foto: Konami)

En cuanto a las mecánicas de juego, tengo sentimientos encontrados: por un lado, gran parte de las luces de este juego vienen de las mejoras que se hicieron en 2013, no de las de 2014. Y eso está bien por un lado porque ¿para qué arreglar algo que no está roto? Los pases son exactos, los tiros requieren planeación por adelantado (olvídate del “chicle y pega” a la hora de atacar) y los partidos son impredecibles (realmente se siente la diferencia cuando te enfocas en el ataque o en la defensa). Aquí no hay queja.

Una de las mejores adiciones a esta edición sin duda fue la TrueBall Tech, que realmente logró conjuntar, a diferencia de otras características, los avances en estética con los de mecánicas de juego: además de que los movimientos de los jugadores se sienten más suaves y realistas, mejoró el control, porque requiere que, por ejemplo, calcules de forma más realista el tiempo que pasa entre un pase y la llegada del balón a tu cuerpo, y viceversa. Esto implica correr a tiempo para alcanzar la pelota o detenerte en el momento adecuado, tomando en cuenta el peso del jugador y su complexión en general. Bien por ésa, Konami.

En cuanto a la táctica, la adición de Combination Play es sin duda un acierto, ya que de verdad te permite asignar jugadas y estrategias específicas a áreas delimitadas. Su uso puede hacer que un resultado dé la vuelta fácil.

Pero ahora pasemos un asunto que nos quedó a deber: la interfaz. ¿Por qué PES sigue con esa interfaz en menús tan anticuada? Tal vez es porque sus desarrolladores creen que así “conservan la esencia”. Y aunque esto no es un punto que demerite todo el juego, sí llama la atención.

Otra adición que pasa sin pena ni gloria es la de Heart, ya que eso de que los jugadores vean afectada su “moral” en ciertas situaciones no se refleja del todo en los partidos.

PES 2014 conserva casi intactos los avances obtenidos en la edición del año pasado, lo cual es algo agridulce si se tiene en cuenta que uno como jugador espera que año con año las cosas vayan mejorando y no se queden estáticas. Aunque, por otro lado, el brinco que dio el aspecto gráfico es impresionante y, aunque esto no se refleja del todo en las mecánicas de juego, no hizo que perdiera la identidad por la que esta serie es famosa.

Sin duda, la edición de este año es un gran avance en algunas áreas pero en otras se queda igual. Se siente a veces como que dio un pasito para adelante y dos para atrás, debido a las expectativas tan altas que se tenían en ella; sin embargo, sigue manteniendo una identidad única y profesional que tanto fans como novatos apreciarán.