Ahorasi se armó en grande. En la semana vimos cómo la lucha contra el crimenorganizado se está saliendo de control y las balaceras no sólo son aplena luz del día (eso ya no es novedad), sino que ahora duran días yhasta los curas le piden a los narcos darnos una tregua en época defiestas.

Enfrentamientosque ni las mejores producciones hollywoodenses superan, padecen loshabitantes de Apatzingan, en Michoacán, donde los balazos entre agentesfederales y sicarios dejaron 8 personas muertas. Todo el fin de semanahubo balaceras, camiones incendiados, gente llorando y hasta cerraronterminales de autobuses para que nadie viajara hacia allá.

Estaguerra, aunque parezca lejana chilangos, no es tan ajena para el DFdonde ya hay ejecuciones, sólo hay que recordar lo violento e inseguroque se ha convertido caminar por la Condesa.

Ymientras en Michoacán un bebé de 8 meses murió por la balacera, elviernes en Jalisco otros locos entraron a una reunión religiosa ytambién mataron a 11 personas y dejaron 22 heridos.

"A la delincuenciaorganizada les hacemos un llamado a que no se echen la sal con ataquesdurante fiestas religiosas", dijo el cardenal Juan Sandoval Iñiguez. Osea cómo, ¿los narcos sólo deben parar las masacres en Navidad y yapara Reyes pueden regresar a trabajar?

Acá vemos comoStallone se queda corto con esa imaginación de lo que es la violencia,la que parece en Michoacán les sale muy bien.

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