¿Qué tanta diferencia puede existir entre tener un papelito que avale tu relación con el/la dueña de tus quincenas y simplemente jalar tus chivas a su departamento? ¿A poco cambia la cosa? Muchos dicen que pueden vivir en unión libre durante años y cuando van al registro civil… ¡pum! se separan al poco tiempo.

¿Pero, por qué? ¿Será que el concepto de encadenarse ‘hasta que la muerte los separe’ los hace huir despavoridos?

Ok, vámonos como Jack el Destripador:

El sexo

Sí, dejémonos de tonterías. ¿Cambia o no?

Muchas parejas aseguran que los primeros meses (e incluso años) de su relación, tienen sexo desenfrenado todo el tiempo. Se cree que la mayoría de las personas que viven en unión libre no quieren escuchar llantos nocturnos, por lo que deciden que el asunto se convierta en parque de diversiones, a diferencia de muchos casados, que prefieren abrir la fábrica de chilpayates. Y bueno, una vez que llegue el primer crío, la cosa cambia. No es que el sexo se acabe, pero encontrar un momento para caderear puede ser un poco más complicado.

Tuyo, mío, te lo presto

A menos que se hayan casado por bienes mancomunados, aquí se podría decir que la cosa es pareja. Quizá cuando compren su nidito de amor, la cosa se ponga peliaguda, pero si llevan un registro de lo que están gastando, podría ser menos conflictivo si algún día llegan a tronar. Lana es lana y meterse en broncas por este tema suele ser cansado y odioso. Ahora bien, si ya tienen hijos, hay que ser parejos. Uno como quiera, pero ¿y las criaturas?

La estabilidad

Dependiendo del sapo es la pedrada. Algunos le temen a la unión libre pues creen que con cualquier berrinche, el otro agarra sus chivas y se larga, sin decir más. Consideran que con el matrimonio hay un mayor compromiso y que no les hacen de chivo los tamales. Pero la verdad es que en ningún caso se asegura la estadía de alguna de las partes. Digamos que esto es permanencia voluntaria.

La familia política

Todo te gusta de tu amorcito. Absolutamente todo, excepto su familia. Su mamá es una metiche; su papá, un tirano; sus hermanitos, unas ladillas. Aquí depende de la cercanía que tengan con ellos. Si deciden casarse, probablemente tengas que lidiar con las opiniones castrosas de tu futura suegrita y de las reglas que les quiera imponer tu suegrito para el bodorrio. Si optan por la unión libre, puedes comenzar a lanzar confeti por todos lados.

Ahora bien: la realidad…

Ok, ahora es el turno de las estadísticas puras y duras. Kelly Musick, un profesor de la Universidad de Cornell, realizó diferentes estudios al respecto. Aquí les citamos dos: el primero se llama “¿El matrimonio hace más feliz a la gente? La trayectoria del bienestar en el matrimonio y la unión libre” y el segundo, “Cohabitación, Paternidad fuera del Matrimonio y el Proceso de Matrimonio“, donde analizó cómo las parejas se desenvuelven en cada bando.

Entre sus resultados, descubrió lo siguiente:

– La chaviza: adiferencia de las parejas solteras, quienes viven en unión libre y los matrimoniados planean el momento en el que tendrán hijos. Sí, uno podría creer que quienes viven juntos evitan a toda costa tener descendencia, pero lo cierto es que ven su forma de vida como una alternativa al matrimonio (con la misma formalidad, sin el papelito) y también les sale la lagrimita Remi cuando piensan en pañales y biberones.

La felicidad:el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) realizó una encuesta en 2012 a mil 200 personas adultas, en donde se les preguntó por sus ideas respecto al matrimonio y a la unión libre. El 34 por ciento aseguró que la gente casada vive más feliz mientras que el 26 por ciento dijo que los suertudos son los que no se han casado y viven juntos nomás.

Sin embargo, Musick asegura que muchos consideran que la convivencia les da más chance de ser libres como el viento y peligrosos como el mar, sin obligaciones forzadas como las que se podría tener en el matrimonio, con mayor flexibilidad, crecimiento y autonomía, lo que les daría mayores niveles de felicidad y autoestima. ¿Qué tal, eh?

En realidad, muchos se casan por cumplir con una exigencia social y no por gusto. Otros son más auténticos y deciden casarse por sus pistolas, sin importarles lo que piensen de ellos. Y otros más, sólo agarran su cepillo de dientes y se instalan en la casa de sus parejas.

En cualquier caso, el punto es que sea de mutuo acuerdo y que disfruten estar juntos, haya o no un papel de por medio. ¿O qué opinan?

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