En Chilango amamos ir al cine, somos muy felices desde que las salas dejaron de ser pequeñitas y mejoraron la calidad de la proyección. Los cines chilangos son en su mayoría modernos, limpios y ahora, con esa tendencia de poder escoger tu asiento desde que lo compras, ya no tienes que correr para alcanzar lugar o encontrarte con que un papá apartó los asientos de toda la familia poniendo suéteres.

Aún así, parece que hay personas que todavía no se pueden comportar cuando entran a una sala, obligando a los que amamos el cine a ir los lunes a las 11 de la mañana para disfrutar una película en paz. A muchos de ellos no les importa que les digas que se están comportando como salvajes porque lo hacen con más saña: esperamos con sinceridad que no seas uno de ellos ¿te los has topado?

¿No me trae otras palomitas?

Las salas donde te acomodas en unos sillones reposet son una gran idea: tienen su mesita, puedes poner tus palomitas con toda comodidad y serían perfectas si te acercaran una frazada. Pero también te ofrecen menú de comida y de bebidas en donde poco falta para ofrecerte arroz con huevo estrellado. No hay nada más incómodo ver pasar meseros enfrente de ti una y otra vez porque al tipo de enfrente se le ocurrió pedir otra cubita. Claro: como son para gente VIP tienen el derecho de hacer eso porque el boleto no es nada barato (ni los precios de las cosas, debemos decir)

¡Dejen ese cel en paz!

Estar en plena oscuridad y ver pantallitas encendidas por todos lados es lo peor. Más si quien está mandando whatsapps está a tu lado y saca su celular durante toda la película. Haces lo posible por no deslumbrarte con su pantalla, te pones de ladito, ves la peli de reojo pero todo es inútil: no te atrevas a decirle que guarde su cel porque te puede contestar “es que es algo importante ¿eh? lo siento”. ¡Si es importante que se salgaaaa!

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Uno, dos, tres, patada y coz

Afortunadamente los pasillos de las salas son cada vez más amplios, pero todavía hay cines en los que sientes la patada artera del que se sienta detrás de ti. Se acomoda y patada, sale al baño y patada: cuando volteas, se hace tonto y luego, patada. Tienes la esperanza de que no lo hacen a propósito (sino que se están acomodando) hasta que ves sus pies en la butaca vacía que está junto a ti ¡aplastadotes como en su casa!

¿Por qué hace eso papá?

Okey, aquí nos estamos viendo un poco irracionales porque algunos papás que llevan a sus pequeños les tienen que explicar porqué Godzilla está aplastando cristianos como si fueran estampitas. Eso lo aceptamos. Pero también sucede que algunas novias (o novios) piden explicación de lo que sucede en la pantalla antes de que algo suceda. “Oye ¿y de verdad se murieron los X-Men?” o “¿Y en qué va a acabar? ¿Crees que esté enfermo de verdad?” ¡Pues vean la película para que se enteren!

A platicar a su casa

La plática dicharachera comienza con los comerciales y no se acaba hasta que salen los créditos: generalmente son grupos de adolescentes que llegan en bola al cine y que aprovechan cualquier rato para platicar de la escuela, de sus aventuras o comentan la película conforme transcurre la historia. También suelen ser un par de amigos o amigas que están charlando sobre su último romance o sobre sus problemas maritales. Cómo olvidar al sabihondo que dice “¡al final se va a morir, yo ya leí en interneeeeet!”. Y les pides que se callen comienzan a hacer más ruido apoyados por su tribu ¡son insufribles!ç

¡Huele a queso de puerco!

Otros personajes que te echan a perder la película, son aquellos que meten alimentos de contrabando y éstos son muuuuuy apestosos. De pronto empieza la película y la señora o señor, empiezan a repartir las tortas de queso de puerco o chorizo con mucha cebolla, el olor es muy intenso. No faltan otros que meten dulces que están en celofán y el ruido al abrir el paquetito te distrae de la película.

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Los quejumbrosos

Oh, vamos, sabemos que estarán pensando que somos unos amargosos por quejarnos de todo y que para ver una película a gusto mejor nos vayamos a nuestra casa ¿pero saben qué? ¡Hay peores! También reconocemos que hay gente muy intolerante en el cine que sueltan un “¡SHHHHH!” a cada momento aunque hables calladito. Que si estornudas se te quedan viendo como si trajeras la gripe aviar y más aún: si ven que alguien platica, se levantan y le echan bronca como si se les fuera la vida.

Ahora dinos ¿de qué lado estás en el cine? ¿de los latosos o de los quejumbrosos?