Basta con que un terminajo se ponga de moda en internet para que corramos como masas conmocionadas a ponernos sacos que la gran mayoría de las veces nos quedan mal. Vamos a lo que nos truje: hace unos días se viralizaron unas notas que, haciendo gala del copy-paste y de fotos que poco o nada tenían que ver con el texto que pretendían ilustrar, causaron conmoción entre los usuarios de redes sociales. ¿El tema? Los “Neosolteros”.

“Es tan yo”, “totalmente cierto” y otras joyitas similares se regaron como pólvora en los timelines de Facebook y Twitter. Palabras más, palabras menos, los artículos se referían a un nuevo tipo de soltero, exitoso, independiente, cuyo referente de felicidad y plenitud no está en encontrar pareja sino en el éxito profesional y el goce individual. Los solteros por gusto, pues, no esos que están solos porque no les queda de otra.

Otras de las características de los neosolteros, según estos artículos, es que están preocupados por temas específicos, como el físico, la salud y la belleza. Se inscriben a gimnasios, sus lugares preferidos son las tiendas de diseño y les gusta estar al día en estrenos de música, cine y tecnología. Son perseguidores incansables de lo trendy. Prefieren pensar su próximo viaje que en la formación de una familia.

¿Pero es que a nadie le suena familiar el término ‘metrosexual’? Sí, esa manoseadísima expresión que se puso de moda hace algunos años y que incluso acabó en una canción de Amandititita.

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Estrenábamos siglo y en plena década de los 00, el término irrumpió para advertirnos de una supuesta crisis en el modelo tradicional de la masculinidad. Hombres que no querían ser feos, fuertes y formales, sino depilados, bien peinados y vestidos al último grito de la moda. Los metrosexuales anunciaban su llegada con bombo y platillo.

¿Por qué, de repente, los neosolteros se pusieron tan de moda?Por eso que, en redes sociales, se conoce como“El Tren del Mame”.

Ahora ya corre 2014 y ese hombre ultracuidado ya no está de moda, sino el barbón, tatuado, con pancita y aspecto de leñador. ¿Es demasiado maquiavélico pensar que se necesitaba otro término para alentar al mercado a moverse hacia una dirección específica y exaltar ciertos valores que deriven en formas de consumo? Los metrosexuales y los neosolteros tienen algo en común: necesitan invariablemente estar insertos en una lógica de compra/venta para que su mundo funcione.Y se compran ropa, cultura, gadgets, posgrados y/o cremas antiarrugas.

Y claro, rebelarse ante un esquema único de existencia, donde el objetivo sea que formes una pareja, te cases y te reproduzcas puede ser un acto de saludable independencia. Claro que se vale buscar nuevos proyectos de vida, explorar más allá de las opciones lineales que nos ofrecen las expectativas sociales. El punto es que ese tema no es nada nuevo. Ya nos sabemos las tendencias: desde la década de los 70, la gente se casa menos y se divorcia más. Matrimonios como el de Britney que duran 55 horas son cada vez más frecuentes y nadie la hace de jamón.

Entonces, ¿por qué, de repente, los neosolteros se pusieron tan de moda? Por eso que, en redes sociales, se conoce como “El Tren del Mame”. Una palabra, expresión o imagen se pone de moda y se reproduce hasta la saciedad, quedando carente de gracia y sentido. Y una vez que la palabrita en cuestión queda despojada de todo valor o chiste (como esos chicles a los que se las acaba el sabor) se le arroja a la basura del olvido. En el bote de basura (inorgánico) del Tren del Mame nos encontramos a Grimaldo, Karen (la belieber que se compró ropa) o el Ola Ke Ase. El Tren del Mame es insaciable y viaja a velocidades supersónicas.

Por eso, por vidita tuya: piénsalo bien antes de declararte neosoltero. ¿No sólo eres un soltero feliz y ya? ¿De verdad necesitas etiquetarte bajo un término que parece más bien estar inventado para que compremos una serie de cochinadas que realmente no necesitamos?

La palabra “neosoltero” no sólo NO es nueva; es noventera. Se le adjudica a Carmen Alborch, quien la usó por primera vez en su libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir (1999), para distinguir a estos de los que simplemente cargan con la etiqueta de “no casados”. Así los definió:

“Son profesionales muy calificados, desenvueltos, competentes, seguros de sí mismos, con un alto nivel cultural.

No tienen por referente social la pareja, no están obsesionados por la estabilidad económica, que ya han alcanzado, no renuncian a las comodidades y más bien las buscan y saben disfrutarlas, no quieren sufrir experiencias dolorosas o decepcionantes en el terreno del amor, no es para ellos una prioridad la vida en pareja ni casarse y no les supone trauma la cama vacía, que consideran suficientemente compensada con el éxito profesional.”

¿Te acuerdas del refrán abuelesco ‘dime de lo que presumes y te diré de qué careces’?Cacarear a los cuatro vientos que eres “neosoltero” y que estás bien feliz y que no necesitas de una pareja, más bien indica lo contrario y que te estás tratando de convencer a ti mismo y a los demás de que eres soltero porque quieres. Relájate, si realmente eres soltero por convicción quizá no haya necesidad de gritarlo.

De seguro conoces a alguien que ahora anda por la vida declarándose neosoltero. Anda, compártele esta humilde opinión para ver si sigue opinando lo mismo. (Total, nos podemos comer un pollito aquí abajo en la sección de comentarios). Mientras tanto, esperemos pacientemente a ver qué nueva palabrita llega ahora por el siempre veloz y cumplidor andén del Tren del Mame.