Lo que más queríamos cuando éramos chamacos
Por: Colaborador
Si ya guardas estopa en la cajuela o eres todo un/a chavorruco/a, no nos dejarás mentir: no hay nada como haber sido escuincle en los ochenta o los noventa. Eran buenos tiempos para la niñez: podías jugar sin riesgo en la calle; ibas con gusto a la primaria; veías ganar a México en el fucho… ¡Toda una época!
Dicen las abuelas que recordar es vivir, y como todos queremos vivir más, aquí te presentamos esta lista; si fuiste chamaco de ese entonces, no te hagas, de seguro deseabas con todas tus fuerzas alguna de la siguientes cosas:
-Conocer y acariciar a Keiko (de ser posible, también liberarla).
-Ser sobrino del Tío Gamboín.
-Tener un uniforme de Jorge Campos.
-Subirte al Batimóvil.
-Ver la cara de Nanny, la seño’ que cuidaba a los muppets babies, en la caricatura del mismo nombre.
-Ir a Disneylandia, a Reino Aventura, o ya de perdida, a Divertido.
-Ser una teveíta (edecán del programa infantil llamado TVO).
-Jugar con el oso panda de Chapultepec.
-Regalar o recibir un anillo de diamante de caramelo.
-Dominar el salto en el resorte como auténtica/o gimnasta.
-Que tu perro aprendiera a patinar como Karova, la vaca patinadora, del Circo Ruso sobre hielo.
-Tragar pizza todos los días como las Tortugas Ninja.
-Concursar en el programa de Chabelo (nomás para ver si su piel estaba tan arrugada como se veía en la tele).
-Tener un chinito de la suerte, un collar de chupón o una pulserita tejida con hilos de plástico (estilo panza de víbora).
-Ordenar en espiral los números de la calculadora mágica (según el rumor, quien lograba hacerlo podía comunicarse con el diablo).
-Despeinarte y hacerles hoyos a tus mallas de ballet con las tijeras, para ser como Gloria Trevi.
-Que el Gato GC dijera tu nombre y te felicitara en la televisión por haber sacado buenas calificaciones. O mejor aun: ir a su programa y jalarle la cola.
-Hacer el búmeran con tu trompo Duncan, o el columpio con tu yo-yo de Coca-cola, sin descalabrar a nadie.
-Jugar con la regresadora de VHS en forma de carro, propiedad de tu papá.
-Apostar y ganarles sus tazos a los otros niños.
-Llevar a la escuela una mochila de rueditas o un portafolios de cuadros de fierro.
-Comprobar el mito de que las tarjetas de teléfono Ladatel podían recargarse si las metías al microondas.
-Darle sus buenos besos a Buffy, La Cazavampiros, o desposarte con Terry, el de Candy Candy.
-Tomar clases de canto para derrochar talento como Juanito Farías (el de “Con mi viejo caballo de palo”), o de perdida, como Pablito Ruiz.
-Hacer una obra de arte como las de Bob Ross, pero con tus colores Blanca Nieves.
-Usar los tenis con lucecitas que prendían al caminar.
-Grabar a tu papá mientras se caía de las escaleras por pisar uno de tus patines, y enviar la grabación a Sopa de Videos.
-Adquirir unas ratas blancas en el tianguis y bautizarlas: “Bernardo y Bianca”.
-Armar el cubo Rubik.
-Echar mano de un reloj Casio con calculadora y resistente al agua, en los peliagudos exámenes de mate.
-Que te compraran un overol de colores como los de Timbiriche o Parchis.
-Echarles tus hielocos a las cubas de los adultos en las fiestas, y después, ya con sabor a ron, ponerlos en tu Chaparrita de uva.
-Preservar eternamente la vida de tu Tamagotchi.