Las botas de Neil Amstrong están en México
Por: Colaborador
El Museo del Calzado es el único de su tipo en México pues exhibe zapatos, sí, zapatos. Los hay en tal cantidad y tan diferentes tipos que solo podrás creerlo cuando lo veas, porque hay de todos los diseños y materiales.
Se trata de una colección de 2 mil piezas en tamaño natural y 15 mil miniaturas fabricadas en diferentes materiales, como los de los futbolistas Hugo Sánchez, Jorge Campos, Luis García, Claudio Suárez, Cuauhtémoc Blanco, Alejandro “Picolín” Palacios, Alex Aguinaga, Thierry Henry y muchos más, además de los zapatos y un balón usados en la Europa de 1924.
Algo increíble
Aunque parezca increíble, vas a encontrarte con las botas del astronauta Neil Armstrong, quien fue –oficialmente- el primer ser humano en poner un pie en la superficie de la Luna, el 21 de julio de 1969. Son réplicas oficiales de las originales, obtenidas por el museo a través de un intercambio cultural con la NASA.
Otro tesoro del museo son las hormas y dos zapatillas que usó la reina Isabel II de Inglaterra para su coronación. También te asombrará ver de cerca los zapatos de armadura de los nobles del siglo XV.
Los de periodistas y escritores
Claro que hay zapatos de escritores. Están los de Carlos Fuentes, Elena Poniatovska, Carlos Monsiváis, Andrés Henestrosa y Guadalupe Loaeza. Igual encontrarás calzado de los periodistas Carmen Aristegui, Cristina Pacheco, Jacobo Zabludovsky y Adela Micha.
Tras los pasos de…
Unos muy llamativos por su colorido y diseño, son los zapatos de la actriz y cantante Susana Zavaleta, ubicados en el módulo de las figuras famosas del espectáculo, donde también están los de Silvia Pinal, Angélica María, Diana Bracho, Sergio Corona, Jacqueline Andere y Carla Estrada.
La lista sigue
También conocerás calzado de los deportistas Ana Gabriela Guevara, Soraya Jiménez, Belén Guerreo, Carlos Carsolio, Michael Jordan, Nadia Comaneci, Felipe “El tibio” Muñoz y El Hijo del Santo, entre otros.
En el museo hay presencia de científicos destacados como el Premio Nobel Mario Molina Montes y la astrónoma e investigadora Julieta Fierro; de artistas como el pintor José Luis Cuevas y el escultor Sebastián; del presidente interino Martín Carrera, quien estuvo en el cargo durante el corto periodo del 14 de agosto al 12 de septiembre de 1855, en el que promulgó la ley de imprenta y separó los mandos militar y político.
Y no vayas a perderte la muestra de huaraches de varios estados de la república y los famosos e increíblemente pequeños zapatos que usaban las chinas.
¿Cómo nació?
Norma Ponce, coordinadora del museo, nos platicó que fue Don José Villamayor Coto, fundador y director honorario del Museo del Calzado El Borceguí, quien tuvo la visión de crear esta colección para lo que hizo contacto con instituciones y personas de diversas partes del mundo y, así fue construyendo el museo que, en relación con su pequeño tamaño es muy visitado, pues todos los días recibe alrededor de 70 personas.
Ten en cuenta que
Todos los zapatos son usados y que el museo está abierto para recibir el calzado de personas destacadas en alguna actividad, así que si conoces a un científico, periodista, pintor, músico, actor o deportista famoso convéncelo de que haga una donación al museo para que éste siga creciendo.
¿Dónde está?
Hacer este viaje por la historia a través del calzado es muy sencillo pues el museo, que abrió sus puertas el 1 de marzo de 1991, es de entrada libre. Se localiza entre los dos locales de la zapatería más antigua de México, El Borceguí, fundada en 1865 y situada actualmente en el número 27 de la calle Bolívar, en el merito Centro Histórico de esta Ciudad.
Abre de lunes a viernes de 10.00 de la mañana a 2:00 y de 3:00 a 6:00 de la tarde. Los sábados de 10.00 de la mañana a 6:00 de la tarde. El domingo permanece cerrado.
Tips
Te recomendamos llegar en Metro pues la estación Allende de la Línea 2 queda en corto.
Saliendo del museo lánzate a tomar un caldo de camarón y una torta de bacalao acompañados de una cerveza de barril en el famoso Salón Corona, que está muy cerca de ahí. ¡Nomás no te pongas hasta las chanclas!
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