Los primeros rayitos vinieron, como suele ser, de las portadas de las revistas. Citemos a tres protagonistas.

Iniciaban los 90 y Rommel Maroquín, talentoso diseñador de cabelleras, atendió la urgente necesidad de pensar de forma innovadora. Si ya pasaba en otras grandes ciudades del mundo, era hora de que también nosotros reconociéramos que algo bonito se podía hacer con tanto pelo. Sus propuestas empezaron a Enriquecer revistas como Vogue. (Rommel atiende en Sonora 61 C, Roma, 5553-0769)

También Ramuá ya venia preparando el terreno de los 70 (en agradecimiento a su aportación haremos como que no sabemos que se llama Ramón y que sí se oye más elegante así). El “estilista de las estrellas” importó tendencias aprendidas en distintas capitales europeas. En el salón Jean Pierre y en salón en el salón Amberes hizo peinados y maquillajes para distintas portadas de moda. Más tarde se estableció en su emblemática estética que hoy, a 32 años, todavía conserva (Estrasburgo 28, Zona Rosa, 5533- 3702/4596).

Unos años después, de esta dupla estilismo/farándula se desprende en su versión reciclada el caso Roberto y Pupy. Después de una larga sociedad se separaron y ahora son Pupy Estilistas (Altavista 132-5, San Ángel, 5616-2381) y salón Roberto (Blas Pascal 135, Polanco 5557-5092). La autora de estas líneas personalmente deplora su estilo, pero hay quienes sí consideran glamorosos los peinados de ciertas estrellas nacionales de hoy.