La leyenda dice que…
Ten cuidado cuando vayas de antro: hay una especie de malévolos y resentidos enfermos de SIDA que van por ahí inyectando su sangre a la inocente gente que está preocupada por pedirle a Chepe que la deje pasar. O dejando chinches con su sangre en las butacas del cine. O metiéndose a tumultos sólo para esparcir el virus que los aqueja.

En realidad…
Para empezar: el VIH dura muy poco tiempo vivo en el aire, apenas pocos segundos. Eso quiere decir que, para que esta leyenda fuera cierta, estaríamos hablando de gente que va picándose el brazo justo antes de inyectar su contenido letal. No. Y otra cosa: este mail, que circuló en México durante muchos años, fue un experimento de una universidad, que intentaba ver la efectividad real del rumor. Parece que el experimento fue un éxito.

La leyenda es una jalada porque…

Muchos se la creyeron completita. Igual que la leyenda de la chica que te quita un riñón en el motel y te lo deja escrito en el espejo. Chafa.

Jaladómetro: 3 de 5