Eran los responsables de que siempre perdiéramos jugando escondidillas. Estos tenis traían en el tobillo luces que se prendían y apagaban conforme caminábamos.

Luces que se prendían y apagaban conforme caminábamos.

Nunca fui muy fan pero hoy me pondría unos sin dudarlo…, también lo haría si hubiera perdido una apuesta.