Como una ola proveniente del pasado que vuelca en las calles de la colonia Juárez, decenas de jóvenes capitalinos amantes de la cultura vintage y el rockabilly desfilan rumbo a “El Cuartel” con sus peinados altos, tacones, copetes y vestidos con crinolinas. Se dirigen a la primera “Pin-up Party”, una fiesta, pasarela y bazar organizada por la productora BlackCharros, creadores también del Rockcalavera, un festival que tras 5 ediciones se ha convertido ya en un nuevo clásico de la Ciudad de México.

Lizbeth Álvarez, llega sonriente al bar ubicado en Atenas 32, ataviada con su vestido rojiblanco largo y saludando a todo el mundo. Pero aquí nadie la conoce por su nombre de pila, para todos es “Liz Munster”, una de las encargadas de darle vida a este evento dedicado a las mujeres que gustan del retro/vintage.

“En todo el mundo la palabra Pin-up es muy famosa, pero aquí en México la gente no tiene (el concepto) de lo que nosotros llamamos Pin-up Rockabilly, que es muy retro y que le gusta mucho a muchas chicas. Aunque no sigan el aspecto musical, sí tienen una idea de cómo es la estética. Si te fijas, todas las chicas vienen en tacones y arregladas”, explica Liz sobre esta fiesta, cuyo principal objetivo es el de informar a las chicas sobre la escena vintage que se extiende por toda la ciudad y sepan cómo entrarle.

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Sobre la fuerza que ha cobrado este movimiento de la cultura vintage en la ciudad Liz Munster lo tiene claro, para ella se trata de un rescate de la femineidad a través de la glamorosa estética de los 40s y los 50s.

“Yo creo que esta tendencia de adaptar o adoptar el Pin-up es por esa necesidad estética de verte bonita. Perdimos tanto en los 70, los 80, la liberación (femenina), la pastilla anticonceptiva, etc; que nos volvimos el ente que perdió la femineidad por querer ser iguales a los hombres; y yo creo que no está peleado el ser mujeres atractivas, arreglarte para ti misma, ir arreglada al trabajo, ponerte tacones; con la igualdad. Yo creo que el trabajo se volvió tan global para hombres y mujeres que ahora tenemos mujeres de todo: albañiles, artistas, doctoras, etcétera; pero perdimos esa parte de la estética, del glamour que nos daba la diferenciación”.

Este gusto por “verse bonitas” hace aún más interesante y amplio el estilo de las chicas que gustan en vestirse como los viejos carteles publicitarios, que no es exclusivo de un género musical, por ejemplo el Rockabilly, como podría pensarse.

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Ser una Pin-up girl en esta ciudad no es nada fácil; andar en tacones por la calle es un deporte de alto riesgo cuyo premio es no romperse una pierna al final del día. Pero esta admirable proeza es sólo una parte de todo lo que estas chicas hacen para lucir bellas. Tras su coqueta figura se vislumbran horas de trabajo y la paciencia de un monje. ¿Cómo ser glamorosa en una época en que todo proceso tiene que durar sólo minutos? Liz Munster nos explica.

“La verdad, el tiempo es muy corto como para hacerte chinos en la noche. Llegas cansada de trabajar y levantarte a las 5 de la mañana para maquillarte, ponerte tacones. Pero un día como hoy, es un día en el que me voy a poner hasta el ropero y me voy a tomar todo el tiempo que necesite para irme.”

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Con el fin de que las chicas tengan mejores herramientas para crear su propio estilo, en Pin-up Party se ofrecieron talleres de peinado, de maquillaje estilo de los años 40 y 50; una charla sobre el Pin up, Retro, Vintage, además de expo y pasarela de ropa de las boutiques Fashion Underground, Cherry Look y Rockabilly Dreams. Más una muy buena after party y un show de burlesque por parte de Mina Tekila. También hubo un par de concursos, en el que se premió a las chicas con los tacones más altos y otro en el que se nombró a Daniela Alcalá (con democrático aplauso del público) como “la representante Pin-up 2014”. No olviden checar nuestra galería acá abajito.

Y a ustedes, ¿les llama la atención este movimiento?