El reportero cree que está fácil…
Según la definición literal, una crónica es la narración de hechos “en orden cronológico”. ¿Eso que reto representa? Ninguno. Todo es cuestión de subirse al metro, al turibús, ir a un partido de la Selección o a un concierto de rock y contarlo todo en orden.

¿Cómo identifico que se trata de un bodrio?

1. Porque sus párrafos siempre empiezan con: «Entonces…», «Luego de eso…», «Al fin llegamos a…», «Más tarde…» Como cree que se trata de contar las cosas en orden, eso hace, tal cual.

2. Porque sus anécdotas no tienen implicaciones, sus chistes no tienen gracia, sus reflexiones son superficiales. Si uno guarda silencio, puede escuchar a los grillitos hacer su cric cric al final de cada párrafo.

3. Porque abusa de los clichés de la “chilangueidad”: el tráfico, el policía que pide mordida, la contaminación, la gran ciudad, la ciudad más grande del mundo, el viene-viene. Puaj.

¿Por qué le salió tan mal?
Porque escribir una crónica es oficio de escritores con oficio, valga la redundancia, no de redactores. Y no: una crónica bien escrita poco tiene que ver con narrar los hechos en orden cronológico.

¿Podría ser peor?
Sí. Cuando el autor tiene complejo de The One y cree que esas cosas sólo le pasan a él.