Reina ofrece, a quienes convierte en sus súbditas, la entrada a un reino secreto y millonario: Los Pinos. El sueño que Reina ofrece a estas mujeres incluye viajes a todo el mundo, un gran sueldo, comodidades, convivencia con altos personajes de la política, cenas y una vida asegurada. Pero cuando despiertan se enfrentan con una realidad de pesadilla: sus cuentas están en ceros y sus deudas crecen cada día. A algunas, su familia y amistades las han abandonado. Viven con miedo, todo el tiempo, porque es virtualmente imposible salir de la maraña que Reina arma alrededor de ellas.

Reina tiene poco más de 50 años, radica en la ciudad de México y el centro de sus operaciones está en la colonia Irrigación, en una casa de dos pisos. La dirección exacta no se publica: las víctimas que dieron su testimonio a Chilango así lo pidieron. Reina no mide más de 1.60m y su sobrepeso es notorio. Su nombre es real y Chilango lo confirmó mediante documentos oficiales.

Nadie sabe cómo ni cuándo comenzó a defraudar, pero los testimonios de sus víctimas se remontan 16 años atrás. Antes del sexenio de Vicente Fox, defraudaba a nombre de empresas. Ofrecía trabajos que no existían y se hacía pasar como directora de Recursos Humanos de grandes compañías, pero fue hasta el año 2000 que decidió utilizar el nombre de las primeras damas para cometer los fraudes.

Tanto la Procuraduría de Justicia del DF como la General de la República tienen las manos atadas para investigarla: los delitos por los que, en su caso, se le podría procesar, no se siguen de oficio: alguien tiene que hacer una denuncia para poder proceder judicialmente. Hasta el momento no existe ninguna.

La denuncia podría haberse hecho de forma anónima al teléfono 089 de la Policía capitalina o al 01 800 008 54 00 de la Procuraduría General de la República. En ambos casos no hubiera quedado registro del número telefónico desde el que se hizo la llamada o el nombre del denunciante. Pero el temor o la vergüenza impidió a la mayoría de las mujeres defraudadas actuar. Su vida está sumida en la paranoia.

Hubo quien intentó hacerlo, pero las amenazas que recibió después la obligaron a desistir. Reina tiene una red de contactos que involucra a ex policías y agentes en activo de diversas corporaciones, así como golpeadores a sueldo. Sus contactos no laboran en altas esferas y ciertamente no están en Los Pinos, pero son suficientes para conseguir información de las víctimas. En cuanto una de ellas piensa en denunciarla o salirse de su red, ella lo sabe. Y actúa en consecuencia: esa misma red criminal amenaza a quien intenta salir del grupo hasta que desiste de continuar con el proceso

En un país donde el 98% de las denuncias nunca son resueltas por las autoridades –según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos –, continuar con el proceso legal tampoco garantizaría que Reina fuera capturada. En México sólo 22% de los delitos se reporta a las autoridades y, de esas denuncias, apenas en 15% de los casos se inicia una averiguación previa, de acuerdo con la organización México Evalúa.