Los Fabulosos (sic) “noventas”

Eran las 20:15 cuando ya se advertía de la tercera llamada. A pesar de que el boleto indicaba que la cosa iniciciaría 20:30, nos esperaba la sorpresa de un teloneo muy ad hoc: la banda (¿?) Los Fabulosos 90s era la encargada de encender la mecha de la pasión en los asistentes. “¿Y esos quiénes son?”, se preguntaban algunos. La alineación estaba formada por Luigi (Tierra Cerro), Roy (Ragazzi) y Alexa (Pinn). Aunque en la agrupación original también figuraba René de Kabah, él se guardaba como parte del plato fuerte.

Estos Fabulosos no eran los Cadillacs y casi nadie los conocía, pero supieron hacerlo bien. Abrieron con “Cuarenta grados” de Magneto para luego aventarse un popurrí muy acertado conformado por “Aún sin ti” de Los Hijos de Sánchez, “No puedo olvidarme de ti” de MDO, “Amor de papel/Dónde están” de Sentidos Opuestos, “Gira que gira” de Lynda, “Pepe” de Jeans, “No te extraño” de Litzy , “Hasta mañana corazón” de Giovanna y “Azúcar amargo” de Fey. No eran los cuates más famosos, pero dieron todo y cumplieron su cometido: con una buena selección de rolas plantaron la semilla de la nostalgia que estaba a punto de florecer.

Primer tiempo

Apenas aparecieron los rostros en las pantallas de los OV7 y Kabah, el Auditorio estalló en gritos y comenzaron los berreos de las y los asistentes.

“Casi al final”, “Vuela más alto” y “Antro” fueron el primer plato del festín noventero. Nada de ensaladitas ni canciones de relleno, los muchachos abrieron con todo. Lo mejor de todo y lo que pocos esperaban, fue que escuchar canciones de OV7 en las voces de los Kabah y viceversa. A diferencia de muchos otros shows donde el concierto se divide en bloques para uno u otro grupo, ellos se aventaron a cantar las rolas de los que en su momento fueran sus “amigos y rivales”, poniendo pausa a la guerra que ocurría cuando en la radio se disputaban los primeros lugares en las listas de popularidad.

Los primeros en agradecer fueron Lidia y Sergio, quienes anunciaron que este concierto era especial por dos cosas: justo se cumplían 26 años de carrera de los OV7 y porque era el primer reencuentro oficial de Kabah después de haberse separado durante bastante tiempo. El respetable público se deshizo en aplausos. Continuaron “Tus besos”, “No es obsesión”, “Mai mai” y “Te necesito” y el Auditorio las coreó de todas, todas. Era imposible decidirse por alguna de las dos agrupaciones, porque lo estaban dando todo, hasta quedar empapados en sudor. A ratos se veía que ya echaban los hígados, pero no dejaban de ponerle ganas.

Ericka y Apio agradecieron también al público que se mantuvo fiel desde hace tantos años y de inmediato llegó el primer momento emotivo de la noche: “No me voy”, que en su momento marcó el fin de OV7, contenido en su disco de despedida, “Punto”. Pero esta era una noche de fiesta, así que de inmediato los ánimos se volvieron a encender con “Estaré” y “Florecitas”, en la que todas las chicas aparecieron con guitarras. Era más que evidente que ni las tocaban, ni lo intentaban siquiera, era puro faroleo, pero se veían bien guapotas y el público les perdonó lo posers.

Rudos contra técnicos: la profundidad de las rolas

Después de “Un pie tras otro pie”, Daniela (Dana, pa’ los cuates) y Oscar pusieron el toque de “pique” entre ambos grupos. Oscar dijo en tono de broma: “Yo creo que Octavio Paz les habría envidiado la profundidad de esa letra que dice na na na na ra nara na” (en alusión a Esperanto) a lo que Daniela respondió: “uy sí, pero si ustedes pura complejidad en sus letras como “shabadaba da, shabadaba da”. Puro circo armado como en las luchas, para diversión del público, que lo agradeció con carcajadas. Dana se dijo agradecida por poder mostrarle su chamba de antaño a sus hijos y sorprendió al revelar que tiene ya 3 chamacos, pues se le veía un abdomen marcadísimo a la desgraciada.

Fue el turno de “Más que amor”, “Aum, aum”, “Encontré el amor” y “Prohibido quererme”, para a continuación dar paso al momento WTF? de la noche: una versión de “Amor de verano” en banda que la neta sí se sintió algo forzada e innecesaria. Bendito Jebús que la cosa se compuso en cuanto comenzó a sonar “Pónganse botas, quítense tenis”, ya con una letra muy alterada dicho sea de paso, porque varios de los integrantes que menciona la versión original no estaban presentes.

Otro momento sentimental lo dio Federica, nuestra pelonchas adorada, al dedicarle el concierto a sus hijos presentes y a todos los niños crecidos, por ser 30 de abril. Siguieron una rola desnucadora tras otra: “Una ilusión”, “Shabadabada” y “Magia” para continuar con un popurrí de Kabah. Un video dio la oportunidad para que los chicos regresaran ataviados en una onda retro cabaret muy sexy. Cantaron todos juntos “Historia de una noche” que dio paso a “Al pasar”, interpretada sólo por los integrantes masculinos. Para ello subieron a una chava (ya no tan chava) y le bailaron sexy, cosa que despertó la envidia de las damitas y los gays, que había muchos.

“Ni pareces una señora, yo sí quiero ser tu amante”

El momento más cachondón ocurrió cuando María José y Ari se coquetearon hasta el cansancio. Ari la llamó “Josabrosa” y ella se dejó querer. El concierto se acercaba a su final pero en lo absoluto decayó: un middley de OV7 con “Susanita Tiene un ratón” y “Calendario de amor” despertó la nostalgia de los asistentes, para continuar con “Enloquéceme” y “Vive”. Se tomaron de las manos como despidiéndose, por lo que algunos incautos se fueron de sus lugares, aunque era más que obvio que regresarían a cantar las últimas rolas. Todo estaba fríamente calculado.

Fue así como todos vestidos de blanco regresaron a interpretar “Te quiero tanto”, “La Calle de las Sirenas” y finalmente “Mírame a los ojos”, temas con los que el Auditorio Nacional estalló en gritos. Las butacas estuvieron de adorno, la gente se mantuvo de pie toda la noche. Hasta los que al principio estaban más tímidos terminaron gritando con todo y hasta bailando las coreografías.

Las luces se encendieron en el Auditorio Nacional y no se veían sino rostros sonrientes. Ninguno de los dos grupos quedaron a deber, al contrario, sólo comentarios positivos brotaban de las bocas de los asistentes. Por una noche, no hubo rivalidad entre los fans de OV7 y Kabah. Esta fue la “Historia de una noche” en la que todos fueron (fuimos) adolescentes de nuevo, desde que llegamos hasta que, “Un pie tras otro pie”, abandonamos el Coloso de Reforma.

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