Por Elsa Queque

En estos días locos en los que en las mañanas hace mucho frío pero en la tarde no hay ni una sola nube y el sol quema el alma, no hay nada como disfrutar de un rico helado para hacer más amena esa tarde solecito y curar el mal de amores… bueno, está bien, no lo cura (no del todo), pero comerlos es una maravilla. Algunas heladerías tienen un procedimiento más industrial para su fabricación (como los que te venden en tienditas), mientras que hay heladerías que prefieren la vieja escuela y hacerlo artesanalmente, con amor del bueno. Y helados hay para todos los gustos, así que no hay quejas!