Desde hace cientos de años, se ha atribuido a la posesión divina el hablar “en lenguas”. Se trata de glosolalia, un estado inusual en el que la persona cree estar poseída por Dios y vocaliza en un lenguaje al parecer incomprensible. Estudios recientes de la Universidad de Pennsylvania, revelaron a través de tomografías que las áreas del cerebro involucradas en el habla no experimentan actividad, los centros de lenguaje no son controlados y las palabras emitidas no se parecen a ningún idioma.