El
chilango es un animal de costumbres (más lo primero que lo segundo). Más allá
de la navidad y el día de las madres, tenemos otros hábitos, mucho más
chilangos, que deberíamos abortar con más urgencia. Como
parte de los festejos del Bicentenario
(en los que sin duda recuperaremos
muchas otras tradiciones de manera involuntaria, algunas incluso peores que
estas), le damos charolazo a aquello que deberíamos dejar de hacer. Porque 200
años de necedades son más que suficientes
. ¿O no?