Sales de antro y dices “pero nos regresamos temprano, que ya no estoy para esos trotes”.Te calculan dos años menos de edad y respondes “favor que me haces” o “házmela buena”. Ves algo que te escandaliza y dices “ay, estos jóvenes de ahora, ya no hay moral”. Aquí algunas otras frases que delatan que ya estás más pa’ allá que pa’ acá.

¡Ya va a empezar mi novela!

Van a dar las 9 y tú en lugar de estar buscando un lugar para quedar como araña fumigada con los cuates, estás arranado en el sofá de tu casa porque ya va a empezar tu culebrón favorito. No importa que se trate de la novela de las 9 o de The Walking Dead, la verdad es que esa actitud de estar aplastadote frente a la tele en la noche en lugar de salir denota un alto grado de señorez.

¡Mugres chamacos!

Nada te pone más de malas que un mocoso corriendo por el restaurante o tener que soportar sus berridos en el cine. Eres de los que preguntan airadamente, “¿dónde están los papás de estos engendros?”. Dicen que los niños son como las flatulencias: sólo aguantas a los tuyos. ¿Te acuerdas de la vecina jetona que salía a regañarte por todo? Pues te estás convirtiendo en esa vecina.

Ya no hay moral/ya no hay valores

Cuando nosotros éramos chamacos, nuestra mayor preocupación era que nos bajaran los tazos en el recreo o que nuestra mamá nos mandara un sándwich de alguna cosa inmunda. Pues los morritos de ahora desde edades muy tempranas se la pasan perreando y escuchando rolas que tratan a las mujeres como objetos de poca monta. A los 12 años las chamacas ya andan más maquilladas que payaso de feria. ¿Será que ya estamos rucos o de plano el mundo sí está muy mal?

6441-https://www.youtube.com/watch?v=uDqe2w6S5eI

Yo a tu edad…

Es una consecuencia directa de la frase anterior. Ves a un chamaco haraganeando o pasándose de lacra y lo primero que le dices es “yo a tu edad…” y le cuentas una historia de hueva de cómo las cosas eran diferentes en antaño. Por supuesto que al chaval le importa un pepino tu historia y tu opinión, mejor ahórratela y recuerda lo infumables que eran esos choros cuando te los tiraban a ti.

¡Me tienes con el Jesús en la boca!

Nada denota más alto grado de señorez que las alusiones a Papá Dios o la Virgencita. Sabes que eres tu propia tía quedada cuando dices frases como “Bendito sea Dios” o “Jesucristo vencedor, aplaca tu ira y tu rigor”. También dices cosas como “Dios mediante” o “primero Dios” para que un proyecto no se te vaya a salar, o exclamas “¡Jesús, María y José!” para expresar sorpresa.

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Ya no estoy para esos trotes

Pues sí, no es lo mismo los Tres Mosqueteros que veinte años después. Sales con tus amigos pero dices cosas como “híjole, yo ya soy más de bares, es que en los antros hay mucho ruido y no se puede platicar”. Ya no vas a conciertos si los asientos no son numerados y mucho menos te agarras a codazos para llegar hasta enfrente en los masivos. Prefieres irte atrás y ver a tu banda “de lejitos”. Te vas temprano de las fiestas porque “mañana toca oficina”. Amiguito: en efecto, ya no estás para esos trotes.

¡No te malpases!

Llegada cierta edad, nos convertimos en una consejería ambulante de salud, parecemos Lolita Ayala repartiendo por aquí y por allá tips de información que cura. Es que con tanto achaque, nos volvemos unos eruditos en cómo evitar la gastritis, las reumas, los dolores musculares y una larga lista de padecimientos. “¡Pues es que tú también, te malpasas!”, exclamas indignado cuando alguien te dice que no comió en todo el día y ya se le está haciendo una úlcera.

Ponte suéter

Vemos al sobrino a punto de salir a la calle y no se lo permitimos hasta que no se ponga un suéter, chamarra, bufanda o todo junto. “Tápate tu pechito, que te va a dar un aire/gripa”, exclamas, mientras te acercas con paso decidido hacia la menopausia o la andropausia, según sea el caso. Snif.

Ahora entiendo a mi mamá

Llegas a tu casa y aunque vivas en un huevito (sin albur) todo está hecho un desgarriate. Después de tu día godínez, lo último que quieres hacer es ponerte a ordenar y trapear la casa. Te tumbas en el sofá y lo primero que piensas es “qué razón tenía mi madre cuando me decía que fuera más ordenado”. Llega a tu cabeza su voz diciéndote “un día no me vas a tener de tu sirvienta” y suspiras poquito. Luego le echas un telefonazo para quejarte amargamente de tu vida en la oficina y/o lloras en posición fetal.

¿Qué otras frases de señor/señora se saben? ¿En qué otro momento se han dado cuenta de que se les han escapado los mejores años de su vida?

Tranquilos, de todos modos dicen que la vida empieza a los treinta. Aunque seguramente eso se lo inventó algún chavorruco en negación. Chale.