En una ciudad tan grande como el DF, el tema de la movilidad es complicado. Ya sea porque se nos hace tarde o porque no traemos ganas de lidiar del sauna con arrimón cortesía del Metro o Metrobús, a veces optamos por tomar taxi. Sin embargo, hacer uso de este medio de transporte a veces también resulta un martirio.

Aquí te dejamos algunas frases de taxistas que, si eres chilango, seguro te han aplicado y detestas con toda el alma.

“Uy, joven, es que hasta allá no llego”

No, pues chido su cotorreo, Don Taxista. Si estás prestando un servicio que NO TIENE UNA RUTA FIJA, tienes que atenerte a que tus usuarios pueden llevarte prácticamente a cualquier punto de la ciudad. Tampoco es que estemos en el DF y les estemos diciendo que nos lleven a Zacatlán de las Manzanas, casi siempre vamos a colonias aledañas o por muy lejos a lugares del área Metropolitana, como Neza o Satélite. Si quieren una ruta que nunca cambie, deberían considerar ser operadores de una línea del Metro o de plano ser microbuseros.

“Híjole, no, es que ya no me da tiempo”

Ah, va. Señores, ustedes no son los primeros ni los únicos que a veces tienen que quedarse a trabajar un tiempo extra correteando la chuleta. Ya sea que trabajes en oficina y tengas que atender un “bomberazo” o que seas un trabajador freelance, siempre sale alguna una cosa por la cual los tendremos que mover nuestro itinerario y ajustar nuestros tiempos en aras de ganarnos la vida. Ah, pero los taxistas no. Si a ellos ya no les da tiempo, sencillamente no te levantan y hazle como quieras.

“Oiga, joven, ¿sí traerá cambio? Es que voy empezando”

Ruleteros del DF: si ya saben que en su trabajo se requiere cambio, entonces ¿por qué no traen un apartadito de morralla? Es como si un doctor te dijera cuando vas a consulta: “oiga, ¿pero sí trae un estetoscopio para oírle los pulmones? Es que yo no traigo el mío”. Muchos taxistas, aunque traigan, dicen que no tienen para que te bajes a conseguir y mientras tanto el taxímetro sigue corriendo y te hincan más el diente o de plano te aplican el redondeo involuntario y te dicen: “¿te puedo quedar a deber 5 pesos?”. No pues sí. De pesito en pesito…

“¿Sí me dice cómo llegar? Es que no son mis rumbos…”

Una de las razones por las que a veces tomamos taxi es porque no sabemos llegar a un sitio específico y confiamos en que el taxista podrá brindarnos una ruta rápida hacia nuestro destino. Pero muchas veces no es así. Ya sea que de verdad no saben llegar o nada más nos quieren sondear para ver si es que encuentran la manera de andarnos paseando y dejar correr el taxímetro hasta conseguir una buena suma, terminamos pensando: mejor hubiera agarrado el Metro. Todas las chambas requieren un conocimiento previo, si eres taxista mínimo tienes que dominarte las calles de la ciudad. ¿O hay albañiles que no sepan pegar ladrillos? En ocasiones no queda más que prender el Waze o Google Maps, pero si no somos de la raza que usa smartphone entonces estamos en severos aprietos.

“¿Le molesta si fumo?”

Ok, hay a quien no le importa un pepino si la unidad apesta a cigarro, a fritanga o a lo que sea. Pero otras personas sí son (somos) muy sensibles a eso. Un mínimo de respeto por el usuario, caray, no nos están haciendo un favor, nos están prestando un servicio y estamos pagando por ello. Nosotros no nos subimos a su unidad y le decimos: oiga Don, ¿le molesta si me guacareo tantito en el asiento? Es que fíjese que vengo un poquito briago”. Su obligación es mantener unidades limpias y seguras.

“Es que no me sirve el taxímetro, ¿más o menos cuánto paga?”

No, a ver. Si tu taxímetro no sirve, pues vas a que te lo arreglen y entonces sí puedes operar. El cobro sin taxímetro está fuera de la ley. No importa que les digas que todos los días te avientas la misma ruta y que siempre te cobran aproximadamente una suma, ellos te quieren cobrar más por la “dejada”. Uno no tendría por qué andar negociando esas sumas, si no tienes con qué chambear no lo hagas y punto.

“No, es que a esta hora ya no cobro con taxímetro…”

Típico: vamos saliendo del concierto, del antro y ya es tarde. El Metro ya dejó de funcionar hace un buen rato, no tenemos nave, o sencillamente no nos arriesgamos a andar conduciendo si ya traemos unos alcoholes encima. Aprovechando que ya es tarde, los taxistas dejan de cobrar con taxímetro y si les pides que te cobren con él, se niegan rotundamente y te dicen que a esa hora “ya nadie te va a cobrar con taxímetro”. Lo más que puedes conseguir es que te digan: “te cobro 30 pesos más de lo que marque” o algo similar. Hacer eso es totalmente ilegal, para eso existen las tarifas nocturnas. Pero como los señores se sienten intocables, si no accedes a sus condiciones, simplemente no te suben.

“No me azote la puerta”

A ojo de buen cubero, unos 7 de cada 10 taxis son un piojero. O son modelos del año del caldo, no les sirven las manijas, los seguros, les truena la reversa peor que a Juanga y nos tenemos que conformar con su deplorable estado. Pero ay de ti si se te ocurre cerrar la puerta con un poco más de fuerza de lo que acostumbran, porque se ponen bien punks y casi te la mientan. Si no quieren que se les desgasten o se les hagan feos sus coches no los pongan a ruletear. No requiere mayor ciencia saber que todo por servir se acaba.

Estas fueron sólo algunas de las frases que suelen aplicarnos los taxistas, ¿qué otras se saben que nos quieran compartir?

También checa:

El origen de frases como ‘sepa la bola’
Albures de emergencia
La retórica chilanga