Sólo por la alegría de ver cómo el chocolate caliente resbala por un plato como lava de volcán este postre vale la pena. Si a eso le agregas algunos toques de frutas (fresas, la mayoría de las veces) que generan en tu lengua una explosión de acidez y amargura, verás por qué este plato repetido hasta el cansancio en todo tipo de restaurantes es parte de nuestros favoritos.

Un buen ejemplo:
El del restaurante Nobu, lleva a su lado un helado de té verde para darle un giro japonés, acorde con el resto del menú del restaurante. El helado le agrega una sensación brillante a la combinación, además del ya de por sí afortunado choque de temperaturas. Chom, chom

Nobu, Paseo de Tamarindos 20, Bosques De Las Lomas, 9135-0062.