Uno tiene que tener tres personas confiables a su lado: un abogado, un médico y un mecánico. No hay peor cosa en la vida que tener un problema con el auto, ir con un talachero y que algo sencillo te salga en un ojo de la cara, no señor.

Así que hoy rendimos homenaje a los mecánicos, ya que el 24 de febrero es su día, fecha que celebra en casi toda latinoamérica ¡alcen esas bujías, pistones y festejemos!

¿Qué es lo que la gente teme más de los mecánicos?

A veces entrar al taller es un albur: entras pensando que es algo y resulta que hay que cambiar medio motor. Hicimos una pequeña encuesta y encontramos que las siguientes cosas son las que más tememos los chilangos a la hora de llevar el auto al taller:

1. Que tú pienses que está descompuesto de algo y salgan tres cosas más que están fallando… y hay que arreglarlas.

2. Que el mecánico te esté viendo la cara y en realidad tu auto tenga algo muy sencillo.

3. Que no encuentren la refacción adecuada y tengas que dejar tu nave en el taller más tiempo de lo necesario.

4. Que le arreglen una cosa y le descompongan otra.

5. Que te cambien las piezas.

6. Que te pongan refacciones de segunda mano y tengas que llevarlo de nuevo a los pocos meses.

7. ¡Que tu carro no esté a tiempo!

¿Qué tan seguido llevas tu auto al taller?

La regla dice que hay que llevar a que revisen tu carroza cada 5 mil kilómetros pa’ que le den mantenimiento. Por supuesto nadie lo hace. Sólo el 5% de nuestros encuestados hacen prevención, los demás:

1. Lo llevan cuando suena algo raro

2. Cuando de plano no arranca

3. Cuando “las llantas chillan”

4. Cuando le empiezan a fallar los frenos (¡válgame Dios!)

5. Cuando van a salir a carretera en un viaje largo

100 chilangos dijeron

Cuando piensas en un taller mecánico ¿qué viene a tu mente? Nuestros encuestados dijeron:

1. Un calendario con una muchacha en bikini

2. Grasa por todos lados: piso, paredes, bancas, etc.

3. Decenas de refacciones usadas en un rincón

4. ¡Un perrito! (todos los talleres que conocemos tienen un perro rondando por ahí, lleno de grasa)

5. Un “maestro mecánico” y varios segundones

6. “La oficina” que es el lugar donde generalmente está un teléfono, cientos de manuales, un escritorio viejo y un teléfono grasoso

7. ¡El fosooooo! Ese hueco en el piso desde donde le bajan el aceite a tu nave y en el que tantos clientes distraídos han caído.

8. Estopas y trapos. Más estopas y más trapos sucios por todos lados. Son clásicos.

9. Una como avalancha “hechiza” en la que el mecánico se acuesta para deslizarse por debajo del auto.

10. Al mecánico agachado enseñando “la barba partida”.

¿Tu anécdota más rara con un mecánico?

– “Una vez mi papá llevó su camioneta al taller. La ‘marcha’ andaba mal, pero en vez de arreglarla, el mecánico barrió los tornillos. Quedó inservible. Fuimos a 4 talleres y ninguno pudo componerla hasta que al final tuvimos que cambiar ¡todo el motor! por la culpa de ese tipo. Mi papá no supo qué hacer con el motor viejo, y al final quedó como mesa de centro en mi sala, como recordatorio de esa mala anécdota”. Israel, 35 años.

– “Una vez el radiador de mi auto explotó en la carretera libre a Cuernavaca. No teníamos señal de celular y tuvimos que esperar a que pasara uno de esos mecánicos viejos. No pudo arreglarlo en el momento y cuando quiso remolcarnos a su taller… se dio cuenta que su auto no tenía gasolina. Tuvimos que esperar una patrulla para que nos empujara a los dos, al mecánico y a nosotros.”. Guillermo, 32 años.

– “Quise escaparme de una reunión familiar y le pedí al mecánico de la esquina que metiera un rato mi auto a su taller para simular que estaba descompuesto. Cuando llegó mi papá le dije que no podía ir a su fiesta, porque no servía mi nave. Pero cuando quise escapar la verdad es que ¡no arrancó! No sé si el mecánico le movió algo para sacarme dinero o si de verdad se descompuso en el momento ¡es el karma!”. Salvador, 28 años.

– “Me aplicaron la de Pedro Infante: una vez estaba en un taller mecánico y uno de los mecánicos no estaba tan mal. Comenzamos a platicar y de repente alguien sacó las cervezas. Se nos hizo noche y acabé en una fiesta con otros dos mecánicos que no conocía. Gracias al cielo no pasó a mayores, ya me veía como Silvia Pinal en el Inocente ¡ja ja ja!”. Gabriela, 39 años.

– “Benditos los mecánicos que arreglaron mi auto en medio de la noche en la carretera a Aguascalientes. Juro que lo hicieron casi con dos ligas, unos fierros y dos alambritos, que me permitieron llegar a salvo hasta la siguiente caseta en donde ya me recogió el seguro”. Raymundo, 37 años.

¿Y a ti cómo te ha ido con los mecánicos?

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