Cada semana publicamos una columna de vino, una columna escrita por blogueros de vino, a los que les gusta tomar vino, escribir de vino y leer de vino. Lo que ellos quieren es contagiar a la gente, y quitarle el “esnobismo” que tiende a rodear este tema. Yo los apoyo, pero al parecer hay personas recelosas que no. Les reclaman (o al menos eso leí en los comentarios de su blog, un día que anduve de chismosa) o les preguntan es, en qué consiste eso de quitarle el “snobismo” al vino.

Esta es mi respuesta.
Creo que eso de quitarle el "esnobismo" a algo (cualquier cosa que sea y en este caso el vino) consiste básicamente en hacerlo tan popular y cotidiano como el fútbol (o bueno, ese es el estándar).

– Primero, porque así como no a todo el mundo le gusta el fútbol, no a todo el mundo le gusta el vino. Y eso se respeta.

-Segundo, porque aunque el fútbol sea el deporte más popular del mundo, nadie me va a negar que existe un nivel "profesional", uno "amateur", etc. Nadie me va a negar tampoco qué existen términos que no necesariamente son para que el ciudadano de a pie los comprenda a la primera (y que alce la mano la mujer que entiende a ciencia cierta, que es un fuera de lugar, que es un cuatro-cuatro-dos o un parado táctico. Si hay una, que no sea porque se dedica profesionalmente al asunto, juro que aquí muere, me callo).

Igualito ocurre con el vino: hay ciertos términos de los que es necesario hechar mano para poder explicar qué es lo que está pasando en la botella (algo complicadísimo, si tomamos en cuenta que… cada quién su lengua). El del vino, como el del fútbol, es un lenguaje, nada más. Nadie va a dejar su afición por los Pumas por no saber la alineación completa de 1954 a la fecha; nadie va a dejar de tomar un vino que le gusta por no saber a que añada pertenece.

-Las notas de cata de los blogs y columnas son un equivalente a “Los comentaristas”. Luis García fue un jugador profesional, tanto como los que escriben. Ninguno de los dos quiere hacer otra cosa, más que informar, divulgar y hacer más enrriquecedora la experiencia.

-Al final, todo el asunto es tan irracional como el de irle a un equipo: es una cuestión personal y para todos hay sólo dos tipos de vino: el que te gusta y el que no.

¡Y salud!