Quizá por las pasiones que desata, el Estadio Azteca se construyó cerca del Instituto de Cardiología, una antesala del infarto. Algo tiene este inmueble que transpira vértigo. La primera vez que se entra en él sus entrañas te provocan un mareo, la piel se hace chinita y te invade la energía de mil batallas.Este 29 de mayo cumple 50 añosde ser uno de los estadios monumentales del mundo, para algunos, incluso, es el centro del universo. Su vida no tendría sentido sin lo vivido en este gigante de concreto. Aquí, la última de 4 partes de un especial que preparamos para ti.

SE ARMARON LOS GOLPES

El Coloso de Santa Úrsula ha albergado mil y una batallas pero nada como lo que sucedió en 1993. La imagen del estadio casi desparramándose de gente fue la imagen para el récord. Jamás han vuelto a juntarse 132 mil 274 personas para una pelea de box (dicen que más de 4 mil se quedaron en las afueras). ¿El culpable? Julio César Chávez, el ídolo.

«Me cayó como bomba la noticia de pelear en el Azteca. Cuando Don King me enseñó el contrato que había firmado con Emilio Azcárraga Milmo, no le creía. Imagínate lo que había que hacer para llenar ese monstruo, ni regalando los boletos», relata el campeón mexicano quien, hasta dicho combate confiesa que sólo había ido una vez al estadio. «La verdad ya ni me acuerdo, fue un partido del América, pero no se me quedó grabado».

El campeón estuvo muy motivado pero también nervioso. «Si no lo llenaba me tocaría hacer el ridículo. Sinceramente, no creí que fueran a ir tantas personas». Pero el Azteca fue un volcán. Los pensamientos negativos que tenía Chávez terminaron cuando vio al monstruo a reventar. Además, estaba muy molesto con el rival, Greg Haugen, quien había insultado a los mexicanos y había dicho que Julio logró sus victorias venciendo sólo a taxistas.

«Lo más desagradable que recuerdo fue llegar del camerino al ring. No se podía caminar, la gente me quería tentar. El camino al ring dura en promedio tres minutos si es que el lugar está muy lleno pero en el Azteca tardé 13 minutos y lo peor, iba con mis hijos, Julio y Omar, que estaban chiquitos, los llevaban en hombros, me daba miedo que les sucediera algo. Al llegar al ring, sentí el apoyo y la ovación, nunca me aplastó el escenario, al contrario, quería hacer una buena pelea, darle una paliza al bocón de Haugen y ser contundente, imagínate que 132 mil personas me la hubieran mentado si no ganaba». Por esta pelea Chávez tiene el récord Guinness a la mayor asistencia para una función de boxeo.

¿TIEMPO EXTRA?

El Azteca envejece y trata de reinventarse. Por él, han pasado cantantes, jugadores de futbol americano y visitas papales, además de miles de eventos privados de todo tipo, incluidos los de comunidades cristianas o estudiantiles. A sus 50 años, no se puede negar que la modernidad lo ha rebasado. Sigue siendo impactante a los ojos pero ha caducado en muchos de sus servicios. En otras partes del mundo, cuando gigantes como éste dejan de ser funcionales los derrumban como si fueran desechables para construir nuevas catedrales como los casos de Wembley, Yankee Stadium, San Mamés, Highbury Park, el Sarriá, Delle Alpi o Shea Stadium.

Aquí, la Federación Mexicana de Futbol busca rejuvenecer al Azteca para que sea la carta de presentación y les ayude a conseguir el Mundial de 2026. De hecho, en las semanas que no hay partidos, al estadio le dan su manita de gato, que le ayude a estar presentable para afrontar las batallas pactadas y a contener a los aficionados que en cada evento le dan la espalda a toda la ciudad, a todo el mundo, para olvidarse de lo que hay afuera y sólo prestar atención a lo que sucede en el interior, esas épicas gestas deportivas que pueden durar dos horas pero que quedan en nuestras mentes para siempre.

LA CONSTRUCCIÓN

  • Fue levantado sobre una superficie de alrededor de 64 mil metros cuadrados

  • Se utilizaron 7 millones de horas-hombre

  • 10 arquitectos

  • 34 ingenieros

  • 15 técnicos

  • 800 obreros de todas las especialidades

  • 8 mil toneladas de varilla de alta resistencia para la estructura

  • Mil 200 toneladas de acero laminado en perfil para la cubierta

  • 100 mil toneladas de concreto

FUENTE: ESTADIO AZTECA

Lee aquí, la primera parte: el fotógrafo que documentó su construcción